Sergi Bruquera sale ileso de su peor año
El tenista acaba una campaña llena de problemas entre los 15 mejores
Que Sergi Bruguera concluya una temporada fuera de los 10 primeros jugadores mundiales es considerado como un fracaso por la mayoría de aficionados. Sin embargo, no hace falta ir muy lejos para que esa misma circunstancia fuera calificada de éxito para el tenis español. Hasta ese punto han llevado las expectativas despertadas por el doble campeón de Roland Garros. La temporada de Sergi no ha sido buena. Pero a pesar de una desafortunada lesión en la rodilla a principios de año que marcó toda su trayectoria, y pese a las múltiples y continuadas travesías del Atlántico a que le obligó las exigencias de la ATP, Bruguera ha salvado al menos su ranking -ahora es 11º - y ha salido ileso.
En febrero, Bruguera sufrió una lesión que arrastró prácticamente todo el año. Disputaba el torneo de Stuttgart en pista cubierta cuando su pierna izquierda se le quedó trabada al intentar una rectificación. Total, dos meses fuera de las pistas. Y la imposibilidad de prepararse bien para la temporada de tierra batida.
Aquello fue sólo el inicio de un peregrinaje de desgracias. Sergi regresó al circuito en abril, en el Trofeo Conde de Godó. Pero su preparación no era la idónea. Perdió en la primera ronda ante Gilbert Schaller. "Sergi cogió la raqueta tres días antes del torneo. Pero su ilusión por jugar en Barcelona le llevó a precipitarse", recuerda su padre. Saltaba a la vista que su pierna izquierda era mucho más delgada que la derecha. Sin embargo, estaba obligado a seguir jugando para preservar en lo posible su clasificación. Con una pierna tocada y sin la preparación física adecuada alcanzó los cuartos de final de Montecarlo, las semifinales de Hamburgo, la final de Roma y las semifinales de Roland Garros. Pero a todo el mundo le pareció poco. Bruguera era el principal candidato a reconquistar París. Y su derrota ante Michael Chang, en la penúltima ronda, cayó como un jarro de agua fría.
Renuncia a Wimbledon
Su recuperación le llevó a renunciar a Wimbledon. Y después, la ATP le comunicó que debía recuperar todas las designaciones en torneos que no había podido cumplir por culpa de sucesión. Sergi se vio, pues, obligado a jugar prácticamente 11 semanas consecutivas entre los meses de julio y septiembre. En este periodo viajó tres veces -ida y vuelta- de Europa a Estados Unidos. Su periplo concluyó con la disputa de la permanencia en el Grupo Mundial de la Copa Davis en México -tras llegar precipitadamente de Bucarest- donde fue el único que ganó sus puntos, pero no pudo evitar el descenso a Segunda División.En la última parte de la temporada recuperó su juego y llegó a los cuartos de final en Essen sobre pista rápida cubierta. Algunos de sus verdugos de este año son impensables para un jugador de la calidad de Sergi: Alexander Volkov, Gilbert Schaller, Andrea Gaudenzi, Malivai Washington, Stefano Pescosolido, Renzo Furlan, Daniel Vacek, Sandor Noszaly, Byron Black. Y su balance no es especialmente positivo: ningún título, una final cuatro semifinales, cuatro cuartos de final y fuera del Masters. La única justificación es que le costaba mantener la motivación.
"Sergi tenía unas ganas locas de acabar la temporada y de iniciar la próxima", explica Lluís Bruguera, su padre y entrenador. "Su cabeza estaba cansada. Sin embargo, los dos estamos muy contentos de tal como han ido las cosas este año: hacer lo que ha hecho tal cómo estaba no fue fácil. Ahora ha olvidado ya por completo la lesión y vuelve a jugar bien. Creo que el próximo año puede ser muy importante".
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