UN ESPECTADOR DE EXCEPCIÓN
El campo de Vallecas contó ayer con un espectador inusitado: un perro policía. No necesitó sacar entrada; pero su presencia es obligada. Su localidad en el terreno de juego no puede ser mejor, como corresponde a la función de vigilancia que ha de desempeñar.Su trabajo debió ser cómodo y tranquilo, porque incluso tuvo tiempo para presenciar el juego de rayistas y racinguistas como si de un espectador más se tratara. Sólo le faltó aplaudir.
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