El Deportivo retorna a su triste rutina
El Espanyol, duro como el pedernal,
El Deportivo retornó a su triste rutina de la Liga. Consumido un cuarto de la competición, los gallegos miran al líder desde una distancia sideral. La goleada del pasado jueves al Trabzonspor fue sólo un paréntesis. Con Fran hundido físicamente, los, coruñeses se encontraron ayer a un equipo de verdad y volvieron a mascar el sabor del fracaso. El Espanyol llegó a La Coruña sacudido por las bajas (le faltaban Cristóbal, Francisco y Raducioiu), pero el acero de Camacho funciona aunque le cambien sus piezas más valiosas. Duro como el pedernal, organizado como una fábrica japonesa y con algunos futbolistas apreciables para resolver las situaciones difíciles, el Espanyol demostró de nuevo que su tránsito por las posiciones de cabeza no es un regalo del azar. Aunque el Deportivo nunca entregó el encuentro, careció de argumentos de peso para derribar la temible fortaleza de Camacho.El problema actual del Deportivo se localiza en el pubis de Fran. Vístase el análisis como se quiera, siempre se llegará a la misma conclusión: sin el genio del gran zurdo gallego, el Deportivo no pasa de ser un equipo de tantos. Bebeto es otro fenómeno, uno de esos tipos que llevan el gol inscrito en el código genético, pero su posición en el campo exige que alguien lo abastezca. Y sin Fran, le suelen llegar melones. Desde hace semanas, el capitán blanquiazul está malherido físicamente, lo que fue interpretado por las mentes miserables como la prueba irrefutable de que se estaba descuidando en su vida personal. La realidad es que Fran lleva algún tiempo tratando de mantenerse en pie con fuertes dolores en el pubis. Cuando le coinciden dos partidos muy juntos, como ha ocurrido esta semana, el hombre se derrumba.
Por encima, el Deportivo no tuvo enfrente al coro de monjitas turcas del pasado jueves, sino a un equipo sólido, tenaz y rápido. El Espanyol acreditó en Riazor que su comienzo de temporada no ha sido un espejismo. Su organización, su reparto colectivo del trabajo, su espíritu aguerrido y la habilidad de futbolistas como Lardín o Benítez pusieron un nudo en la garganta del Deportivo literalmente desde el primer minuto, el tiempo que tardó Pochettino en cabecear al palo y anunciar una noche de angustias.
El Deportivo nunca salió de la imprecisión, pero sería injusto achacarle poco ánimo a sus futbolistas. A falta de arte, los gallegos recurrieron al trabajo y al sudor. Aunque nada fue brillante, la apuesta blanquiazul tuvo al menos el mérito de acorralar al Espanyol en su territorio. El descanso interrumpió el despertar deportivista y al minuto de la reanudación llegó el hachazo de Brnovic en un contraataque perfecto. La suerte de los blanquiazules quedó a expensas de resolver alguno de los numerosos líos ante Toni. Ni en esos momentos de angustia perdió la defensa de Camacho su impecable colocación.
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