Yeltsin no logra ocultar su debilidad física en su reaparición en televisión
El primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, dijo ayer que no le caben dudas de que el presidente Borís Yeltsin, de 64 años, se recuperará pronto y podrá hacer la campaña electoral si se presenta a la reelección en los comicios de junio próximo. Chernomirdin hizo estas declaraciones tras entrevistarse por primera vez con Yeltsin en el hospital donde éste fue internado el 26 de octubre, debido a un ataque al corazón. Pero el optimismo de Chernomirdin. contrasta con las imágenes de la entrevista difundidas por la televisión, en las que Yeltsin ofrecía mal aspecto y hablaba, con dificultad.
"Subjetivamente no me siento mal", dijo Yeltsin a Chernomirdin. El presidente ruso, que en las escasas imágenes dadas por el canal Ostánkino se le ve hablando con franca dificultad y con mal aspecto, conversó durante media hora con el primer ministro. Yeltsin, que ha sufrido dos ataques al corazón en menos de cuatro meses, contó que los médicos del Hospital Clínico Central se reúnen dos veces al día para discutir su estado de salud y agregó que actualmente "no existe ningún peligro" para su vida, pero que debe recuperarse "hasta alcanzar la forma".Tras la entrevista, Chernomirdin afirmó en conferencia de prensa que "liberará al presidente de ciertas tareas". "En mi opinión", dijo el primer ministro, "el presidente debe ser liberado de ciertas obligaciones y es Chernomirdin quien debe resolver ciertos problemas". "Pero los dos continuaremos resolviendo juntos los problemas esenciales", apostilló.
Chernomirdin informó a Yeltsin de la reunión de jefes de Gobierno de los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) celebrada ayer en Moscú y conversaron sobre el curso de la campaña electoral. El primer ministro, ruso dijo también que había discutido con Yeltsin "problemas de cuadros" y prometió que pronto se darían a conocer los cambios.
Éstos, según los observadores, podrían afectar a ministros potencialmente perjudiciales para la campaña electoral presidencial, que han sido objeto de duras críticas por sus acciones, como el titular de Exteriores, Andréi Kózirev, o el de Defensa, Pável Grachov. Este último se sobresaltó cuando los periodistas le trasmitieron lo que había dicho Chernomirdin sobre la inminencia de próximos cambios.
Grachov aseguró que él seguía subordinándose directamente a Yeltsin -los ministros de Defensa, Seguridad, Interior y Exteriores forman una especie de pequeño Gabinete que responden ante el presidente y no ante el primer ministro- y que éste continuaba siendo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Y para reforzar sus palabras, afirmó: "Yo no respondo por todo el país, pero en lo que se refiere al Ejército, les puedo decir que en él reina la estabilidad y que los militares seguimos cumpliendo con nuestras funciones. Y que Yeltsin sigue dándome órdenes, eso se lo puedo asegurar". El ministro de Defensa añadió que el botón nuclear lo seguían controlando las tres personas habituales: Yeltsin; el jefe del Estado Mayor, Mijaíl Kolésnikov; y él mismo. Preguntado dónde estaba su maletín con la clave atómica, Grachov señaló a un muchacho vestido de civil y dijo: "Aquí mismo, detrás de mí".
Por otra parte, el Tribunal Supremo falló ayer a favor del bloque electoral Derzhava, que encabeza Alexandr Rutskói, ex vicepresidente de Rusia y enemigo acérrimo de Yeltsin, y ordenó a la Comisión Electoral Central (CEC) registrar a esta organización política en el plazo de dos días. La CEC se negó a registrar una serie de partidos, entre los que se encuentra el liderado por el economista Grigori Yavlinski. Los partidos reformistas calificaron las acciones de la CEC de arbitrarias y dijeron que sin la participación del bloque Yábloko las elecciones parlamentarias de diciembre próximo serían una burda farsa.
El Tribunal Supremo aplazó para hoy su fallo sobre esta organización, pero prácticamente nadie duda que éste será favorable a Yavlinski.
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