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Dini descarta aplazar la presidencia de la UE para que haya elecciones

El Gobierno italiano de Lamberto Dini no se plantea "en modo alguno" la posibilidad de pedir a Irlanda un cambio de su turno de presidencia de la Unión Europea, que comienza el 1 de enero, a fin de poder celebrar elecciones generales durante el primer semestre del año próximo. La propuesta es apoyada por los escasos firmes partidarios de dicha convocatoria electoral, preocupados por la perspectiva muy probable de que, si no se va a las urnas, el mandato técnico de Dini sea prorrogado por otros seis meses y las elecciones no se celebren antes del otoño del año próximo.

La escasez de partidarios firmes de las elecciones se deduce del debate suscitado por la propuesta que Dini hizo la semana pasada al Parlamento, con motivo de la fracasada moción de censura promovida contra él por Silvio Berlusconi, de llegar a un Gobierno institucional apoyado por una mayoría de partidos y capaz de reformar las instituciones y regir el semestre comunitario.Las distancias, entre los partidos italianos son excesivas como para desembocar en una solución de ese tipo. No obstante, los más mantienen frente a ella una actitud tan ambigua como frente a las elecciones. Rechazan de plano el Gobierno institucional el Partido de la Refundación Comunista (PRC) y Alianza Nacional (AN), los dos partidos más dispuestos a votar en primavera y que más perjudicados resultarían de un Gobierno institucional llamado a potenciar las tendencias centristas, hasta el punto de que tanto AN como el PRC quedarían probablemente excluidas del Gabinete de amplio apoyo. El ala derecha de Forza Italia (FI) coincide con este grupo.

Berlusconi, en cambio, dice sí a las elecciones en marzo, pero no cierra la puerta al Gobierno, institucional. Aunque afirme lo contrario, es posible que se sienta inseguro porque, si se vota en marzo, la campaña coincidirá con su juicio por corrupción. Pero las dudas de Berlusconi deben explicarse, sobre todo, por la necesidad de mantener la cohesión interna en su bloque, donde los ex democristianos son firmes partidarios de que Dini siga gobernando.

Lo mismo ocurre con los ex democristianos integrados en el centro-izquierda y con la Liga Norte, y, por ello, se puede también dudar de la determinación de Massimo D'Alema, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), de que se vote en marzo. D'Alema tiene la presión de un Romano Prodi que se quema como candidato por la ya larga espera del voto.

El hecho es que, por la complejidad de la coyuntura, los partidos menores siguen frenando el deseo de elecciones de los grandes, y ello bloquea la situación tras el fracaso de la moción de censura. Probablemente, las cosas no habrían sido distintas si la moción hubiera pasado.

Por acelerar la convocatoria electoral, ha surgido la propuesta de aplazar el semestre comunitario, que ha suscitado las reacciones esperables. La han apoyado, por ejemplo, el ala derecha de FI, pero también Romano Prodi, mientras que la han rechazado los berlusconianos de centro y el PDS.

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Dini ha cortado el debate por lo sano. Lo más probable es que así pueda seguir gobernando, salvo que surja algún accidente o que el marco político cambie en los próximos dos meses. El accidente parece más remoto dado que, por presión de los ex democristianos, Berlusconi muestra más disposición a que se aprueben los presupuestos para 1996.

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