Celíacos sin saberlo
La intolerancia al gluten de los cereales afecta al 1% de la población mundial
No pueden comer pan, macarrones o pasteles, ni ningún otro alimento que contenga harinas o derivados de trigo, cebada, centeno o avena. Cuando los síntomas de la enfermedad celíaca, una intolerancia permanente al gluten que contienen estos cereales, están claros, el tratamiento es muy simple: eliminar por completo de la dieta todos los alimentos y productos susceptibles de contenerlo. Sin embargo, un gran porcentaje de la población puede ser celíaco sin saberlo y, sobre todo, sin que llegue a sospecharlo nunca su médico: hasta el 75% de los afectados pueden no presentar ningún síntoma o tener trastornos muy diversos, difíciles de relacionar con la intolerancia al gluten.Las últimas investigaciones muestran que la prevalencia de esta enfermedad, de origen genético, de la que se siguen desconociendo las causas, es mucho mayor de lo que creían hasta ahora los especialistas. "No es una enfermedad tan rara como creíamos", afirma Luigi Greco, profesor de Pediatría de la Universidad. de Nápoles, experto en esta enfermedad. "Un estudio realizado en Italia recientemente, por ejemplo, nos ha revelado que existen cuatro veces más enfermos de lo que pensábamos. Un 1% de la población europea es celíaca, pero sólo uno de cada cinco enfermos está diagnosticado como tal".
La intolerancia permanente al gluten provoca una grave lesión de la mucosa del intestino delgado superior, impidiendo que el organismo absorba de forma correcta los nutrientes necesarios (sales, vitaminas, etc). Los síntomas clásicos, que en general aparecen en la primera infancia, son diarreas, el vientre abultado, pérdida de peso, anorexia y retraso eh el crecimiento.
Síntomas clásicos
Sin embargo, sólo el 25% de los enfermos presenta síntomas. "Además, éstos pueden manifestarse sólo en la edad adulta y no tener nada que ver con los trastornos habituales de tipo gástrico", explica Isabel Polanco, jefa del servicio de Gastroenterología Infantil del Hospital la Paz de Madrid. Pequeños retrasos aislados en la talla, estreñimiento crónico y, en los adultos, anemias, anorexias, abortos repetidos, trastornos de la fertilidad, osteoporosis o depresiones crónicas pueden ser otras manifestaciones que los especialistas nunca lleguen a relacionar con una intolerancia al gluten. En algunos casos, se asocia también con otras enfermedades áutoinmunes como la diabetes mellitus o la en fermedad de Krohn.En España, como en otros países de su entorno, las estimaciones sobre su incidencia se situaban, hasta ahora, en torno a uno de cada 1.000-1.500 recién nacidos vivos. Los últimos estudios realizados muestran una prevalencia mucho mayor, en torno a uno de cada 350-500 recién nacidos vivos.
Aunque se desconocen las causas de la enfermedad, se sabe a que funciona como un trastorno autoinmune y que está relacionada con la presencia de una serie, de genes, -entre ellos el HLA / DQ2 en el cromosoma seis, en el que se sitúan también otros que regulan los mecanismos de inflamación del organismo. "Entre un 80% y un 99% de los enfermos celíacos posee este gen HLA/DQ2. Sin embargo, para que aparezca la enfermedad son necesarios una serie de: factores ambientales, entre ellos el consumo de gluten, y de tipo inmunológico, y probablemente la asociación con otros genes que desconocemos. Seguimos sin saber por qué algunas personas desarrollan finalmente esta intolerancia y otras no", explica Salvador Peña, profesor de Inmunología y Gastroenterología de la Universidad Libre de Amsterdam.
Esta predisposición genética se hereda de padres a hijos: entre el 5% y el 10% de los familiares en primer grado de un enfermo celíaco pueden padecer la enfermedad, aunque la mitad de éstos no mostrará síntomas. Otros familiares pueden tener esta predisposición y no tener, sin embargo, la enfermedad. Un elemento importante para detectar individuos de riesgo es la presencia en la sangre de anticuerpos en la sangre. La prueba definitiva, sin embargo, para diagnosticar la enfermedad es la biopsia intestinal. "Existen otros síndromes similares, que se manifiestan antes de los dos años, como la alergia a la leche de vaca, que podrían confundirse con la enfermedad celíáca", explica Peña.
Uno de los aspectos que más preocupa a los expertos es la relación de este trastorno con la aparición de determinados cánceres: los celíacos sin el tratamiento adecuado tienen un 10% más de probabilidad de desarrollar, a medio plazo, adenocarcinomas de intestino o tumores malignos de lengua o de esófago.
En España no existe ningún tipo de apoyo económico o legislativo a los enfermos celíacos. "Es probablemente la única enfermedad cuyo tratamiento tiene que costear y vigilar el propio enfermo", afirma Manuela Márquez, directora de la Asociación de Celíacos de Madrid.
Ninguna subvención
Márquez es madre de un hijo de doce años que padece la enfermedad y tiene ella misma esta predisposición genética, aunque no la padece. "No contamos con ningún tipo de subvenciones, ni desgravaciones fiscales a la hora de comprar los productos especiales", explica. Un kilo de harina o de macarrones sin gluten cuesta unas 10 veces más que el de las harinas o los macarrones corrientes, mientras el kilo de galletas especiales oscila entre las 1.000 y las 4.000 pesetas."Otro problema es que el rastreo y el control de los productos sin gluten corre totalmente a cargo de las asociaciones de enfermos", continúa. La Administración no presta ningún apoyo a la hora de certificar y de controlar que, efectivamente, el etiquetado de los productos sin gluten es correcto. "Muchos fabricantes no le dan importancia o no nos proporcionan una información adecuada", añade. Todos los productos envasados y preparados pueden contener gluten en sus espesantes, estabilizantes y de algunos conservantes: desde frutos secos tostados, embutidos, salsas y mermeladas, hasta chicles y caramelos pueden contenerlo (Para más información 91/ 523 04 94 531 05 49).
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