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El PNV hace un desplante al nuevo obispo de Bilbao en su multitudinaria toma de posesión

La catedral de Santiago se llenó ayer de miles de fieles dispuestos a agasajar al nuevo obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, en su multitudinaria toma de posesión. El PNV cumplió su palabra de no dar la bienvenida al prelado. Su desplante se tradujo en la ausencia del alcalde, Josu Ortuondo, y del diputado general de Vizcaya, Josu Bergara, "por motivos de agenda". Rodeado de 41 cardenales, arzobispos y obispos -entre ellos el presidente de la Conferencia Espiscopal, Elías,Yanes- y 300 sacerdotes, Blázquez usó el euskera en cuatro ocasiones y aseguró: "Aprenderé a sintonizar con vuestra manera de ser y de sentir". "Quiero que nadie, por legítimas diferencias sociales y políticas, deje de hallar en la Iglesia su hogar", añadió.

Miles de personas, muchas de ellas llegadas desde Ávila, Salamanca, Santiago de Compostela y Palencia abarrotaban la catedral desde media hora antes de comenzar la ceremonia. Más de un millar de feligreses siguió la celebración desde el exterior, donde un cordón de la Ertzaintza (policía vasca) les separaba de un centenar de ciudadanos convocados por la izquierda abertzale y un grupo de feministas y otro de homosexuales que protestaban contra la Iglesia.A las cinco de la tarde comenzó la toma de posesión de Ricardo Blázquez, de 53 años, natural de Villanueva de Campillo (Ávila) y anteriormente prelado de la diócesis de Palencia.

En su homilía, leída desde la cátedra, Blázquez no obvió la polémica que le ha acompañado en los últimos meses. Reconoció las "dificultades y las diversas reacciones y sensibilidades que se han manifestado en la sucesión episcopal en la diócesis" e hizo un llamamiento: "Que nos abramos todos al diálogo que nos vaya moderando y conformando a diocesanos y obispo".

La tomate posesión ha venido precedida de una fuerte polémica desde el verano. Las críticas que más trascendieron fueron las del presidente del PNV. Xabier Arzalluz llamó al obispo "un tal Blázquez" y amenazó con reaccionar políticamente si la Santa Sede nombraba como sucesor de Luis María Larrea a un prelado no vasco y desconocedor del euskera y las peculiaridades vascas.

Las amenazas del dirigente nacionalista cayeron en saco roto y el Vaticano hizo público el nombramiento el 8 de septiembre. El portavoz del PNV, Joseba Eguibar, aseguró entonces que Blázquez no "sería bienvenido en Euskadi. El PNV, creyente de la política simbólica y practicante de desplantes en fechas señaladas, como el día de la Constitución, volvió ayer a hacer patente, su rechazo a Blázquez.

El presidente del PP vasco, Jaime Mayor Oreja, sintió vergüenza ajena por la actitud "lamentable e incalificable" del PNV. El dirigente popular, que acudió a la ceremonia mezclado entre los fieles, aseguró que los nacionalistas no han respetado la más mínima regla de hospitalidad y educación. En la ceremonia estuvieron presentes el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Atienza, y la teniente alcalde de Bilbao, Ascensión Pastor (PP).

Blázquez intentó transmitir en su homilía la idea de que pretende ser el "pastor de todos, de los que habéis nacido aquí y de los que han venido de otros lugares y han encontrado entre vosotros hospitalidad y trabajo (... ) Me debo a todos, no restrinjáis mi pertenencia".

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