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CICLISMO

Induráin renuncia al récord tras una prueba secreta en Burdeos

Carlos Arribas

Miguel Induráin rodó el domingo 30 minutos a ritmo de récord en el velódromo de Burdeos. Fue una prueba secreta una semana después de fracasar en su asalto de, Bogotá al, récord de la hora. Vistos los resultados los técnicos trataron de convencerle de que intentara el asalto a la marca de Rominger en un plazo de 10 días, pero el corredor navarro contestó que estaba cansado y que lo único que quería era retirarse a casa a descansar y a cazar palomas. "No habrá más intentos este año", anunció oficialmente el portavoz del Banesto, Francis Lafargue.Induráin es un hombre de calendario fijo: después de la presentación del Tour, todos los años su cabeza ya está en la ronda francesa -su único y verdadero objetivo anual- y no quiere variar su aproximación: vacaciones en noviembre y el 1 de diciembre, vuelta a los pedales.

Induráin llamó el viernes a su gente -masajista, médico, técnicos- y les dijo que el domingo siguiente le gustaría hacer unas pruebas en Burdeos, en el velódromo en el que hace un año batió el récord de la hora. Quería el navarro- despejar alguna de las incógnitas con las que volvió de Colombia y que no quiso hacer en Cali al poco del fracaso: '¿cómo estoy? ¿por qué fallé? ¿puedo batir el récord?

Los análisis de ácido láctico a que se sometió indicaron que se encontraba muy bien pero no a la perfección. Induráin también sabe que en Bogotá no falló, simplemente su preparación no era la ideal: aparte de vientos, humedad y temperatura

que ya sabía que serían sus rivales- los 2,600 metros de altitud se mostraron excesivos y su preparación para el Mundial de ruta no conjugo a la perfección con el objetivo de la hora.

Récord, pero forzado

Sin embargo, Induráin no pudo llegar a la conclusión de que estuviera. en disposición de batir el récord a nivel del mar y en un velódromo de 250 metros de cuerda. El navarro, que llegó a Burdeos poco antes de las tres de la tarde conduciendo su coche que utilizó en el ensayo toda la parafernalia bogotana -Espada, casco integral, combinación ultraligera-, rodó bordeando los tiempos de Rominger, segundo arriba, segundo abajo, pero forzando mucho la máquina. Empleándose más que a fondo. Notando, como nunca, todo el cansancio acumulado después de un año muy largo y todo el estrés sufrido durante su especial preparación en altura.Por ello Induráin consideró muy arriesgado lanzarse públicamente al intento. Otro fracaso sería muy duro. Meterse de nuevo en la aventura del récord a estas alturas de la temporada sería también empezar a arriesgar todo el equilibrio de, su preparación para la próxima temporada. Sin darse cuenta se vería de nuevo metido en el trabajo de entrenamiento invernal.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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