Aclaración de Rigoberta Menchú

Hago del conocimiento de la opinión pública nacional e internacional que he asumido la responsabilidad de participar personalmente en el proceso legal para castigar, conforme a la Constitución y las leyes de Guatemala, a los responsables materiales e intelectuales de la masacre de Xamán (Alta Verapaz, Guatemala). De manera respetuosa pedí permiso a los sobrevivientes de la matanza y al resto de la comunidad Aurora Ocho de Octubre para constituirme, junto con ellos, en forma acusadora de los culpables. Seré querellante adhesiva ante los tribunales de justicia que conozcan el caso y dispondré de la mejor asesoría legal para llevar este juicio hasta su culminación, con la condena de los implicados en este terrible crimen cometido contra una comunidad pacífica y trabajadora.Al mismo tiempo aprovecho para aclarar algunas confusiones que se han publicado en relación con recientes declaraciones que di a la prensa nacional e internacional. A mi llegada al aeropuerto La Aurora, de Ciudad de Guatemala, el sábado 7 de octubre, expresé ante los medios de comunicación mi disposición de llevar ante los tribunales de justicia a los responsables de la masacre de Xamán, para quienes pediría la pena capital. Mi intención fue resaltar la severidad del castigo, entendiéndolo como la pena máxima de cárcel que contemplan las leyes de Guatemala. Jamás hablé de pena de muerte, y ello lo pueden comprobar mis amigos de la prensa revisando sus grabaciones.

Si el término que utilicé no es el apropiado y se prestó a confusiones pido públicas disculpas, pues a lo largo de muchos años he mantenido mi oposición a la pena de muerte en cualquier parte del mundo. En numerosas oportunidades he intercedido y pedido clemencia para los condenados a muerte. Un caso que ilustra claramente mi, convicción y actuación como defensora del derecho a la vida es la petición de clemencia que presenté al presidente Ramiro de León Carpio, el 27 de julio de 1993, para librar del paredón al cabo Nicolás Gutiérrez Cruz, condenado a la pena de muerte hace dos años por una corte marcial.

Durante el juicio legal que se libra contra quienes resulten ser los responsables materiales e intelectuales de la masacre de Xamán pediré 30 años de cárcel, que es la pena máxima de prisión que contemplan las leyes guatemaltecas. Estoy convencida de que el correcto tratamiento jurídico de este caso contribuirá a derribar para siempre el muro de la impunidad y a construir el Estado de derecho que anhelamos la mayoría de los guatemaltecos.- Rigoberta Menchú Tum. Premio Nobel de la Paz.