Batalla campal en el juzgado entre "ultras" y antifascistas
Grupos antifascistas y neonazis (decenas por ambas partes) ofrecieron ayer en los juzgados de Madrid una lección de intolerancia, al dirimir a golpes e insultos sus diferencias. El altercado se produjo a las puertas del Juzgado de lo Penal número 25, donde se iba a celebrar el juicio contra el supuesto dirigente neonazi Ignacio Alonso García, de 27 años, para quien el fiscal pide nueve años de prisión por golpear con una barra de hierro, en mayo de 1994, a varios estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. La juez Araceli Perdices decidió suspender el juicio como consecuencia del altercado. La Guardia Civil que custodia los juzgados tuvo que intervenir para separ las recíprocas agresiones, retuvo a tres personas: dos del grupo autoidentificado como antifascista y una del tildado como neonazi.El juicio contra el presunto ultra madrileño Ignacio Alonso, quién llegó al juzgado escoltado por decenas de correligionarios, se habia fijado para las once de la mañana. Desde las primeras horas del día se fueron congregando miembros de los dos clanes a puerta de los juzgados. PASA A LA PÁGINA 2
Los dos bandos se golpearon con objetos contundentes
VIENE DE LA PÁGINA 1Los combatientes de un bando acudieron a los juzgados "para defender y apoyar" al acusado Ignacio Alonso, y los del otro, explicaron, "para denunciar las acciones de los neonazis". Los antifaspistas exhibieron una pan carta con nombres de víctimas de palizas propinadas por cabezas rapadas y por miembros de la tribu urbana ultra Bases Autónomas, a la que pertenece, dijeron, el acusado Ignacio Alonso. .
La agresividad que se vivió ayer en los juzgados madrileños llegó a su punto cumbre hacia las 11.15. Integrantes de ambos bandos unos enfrente de los otros- se concentraron en el pasillo adyacente a la sala de vistas. Del cruce de insultos y miradas esquinadas ("fascistas, asesinos, cabrones" se escuchaba des e un bando; "vosotros sois los hijos de puta", respondían desde el otro) pasaron, de repente, a las manos e invandieron parcialmente la sala.
En el desbarajuste, un supuesto neonazi golpeó a un contrario con un casco de moto, y un antifascista hirió en el brazo a un contrario con el gancho de la hebilla de su correa. Unos y otros se valieron de cualquier objeto para agredir a sus contrincantes, a pesar de que pasaron por el detector de metales de los juzgados.
El repentino estruendo que se originó en el pasillo traspasó a la sala de vistas. La juez Perdices interrumpió el juicio que celebraba en ese momento y decidió suspender el siguiente, el de Ignacio Alonso. Entre los retenidos por la Guardia Civil figura Fernando Dionisio del Olmo, miembro del grupo tildado de neonazi. Del Olmo, en medio de tumulto, bloqueó con violencia la puerta de acceso a la sala de vista. Su acción, según interpretaron algunos abogados, parecía encaminada a evitar que nadie se refugiase en la sala de vista y, en consecuencia, a atizar la violencia. También fueron retenidosdos antifascistas que se enfrentaron a miembros de la Guardia Civil.
Juan Manuel Ruiz, abogado de la acusación particular contra Ignacio Alonso, fue agredido en el tumulto. Culpó a Del Olmo, a quien minutos después denunció, en el juzgado de guardia, y a otra persona.
La. secretaria general de los juzgados de Madrid, María José Gandásegui, fue alertada de la riña y subió a la quinta planta, donde se produjo el altercado, para dialogar con miembros de ambas partes y apaciguar los animos.
El juicio contra Ignacio Alonso se suspendió por el altercado. No obstante, estaba abocado a la suspensión debido a un error que existía en las diligencias que remitió el juzgado que instruyó la causa. La magistrada optó finalmente por devolver las diligencias al, juzgado instruator para que subsane el error. El juicio contra Ignacio Alonso -actualmente en libertad- tendrá -que esperar algunas semanas más. Será juzgado por irrumpir en la Facultad de Biológicas en compañía de otros cuatro ultras aún no identificados, según el fiscal, y golpear con barras de hierro a un grupo de estudiantes que celebraban "unas jornadas libertarias". La paliza, que partió de un grupúsculo neonazi universitario, según los investigadores; perseguía dar un escármiento a estudiantes de izquierdas.
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