Yeltsin lava su imagen electoral con el relevo del fiscal general ruso
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, se decidió ayer por fin a sacrificar al fiscal general en funciones, Alexéi Iliushenko, uno de sus más leales servidores, quien, sin embargo, comprometía la imagen del líder ruso y la credibilidad de una posible campaña de renovación moral ante las próximas elecciones parlamentarias del 17 de diciembre y las presidenciales de junio de 1996.
Yeltsin ha firmado sendos decretos, mediante los cuales destituye a lliushenko como fiscal y le sustituye temporalmente por Oleg Gaidánov, que venía ejerciendo como vicefiscal general, según anunció ayer la oficina de prensa presidencial. "El presidente considera esto como un acto cívico que refleja el espíritu moral y el sentido de responsabilidad política en la administración del Estado", señaló el portavoz Serguéi Medvédev.lliushenko, un funcionario que anteriormente había trabajado en la Administración presidencial, no consiguió verse confirmado en su cargo por el Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento, que una y otra vez rechazó al candidato defendido tozudamente por Yeltsin.
El mes pasado, sin embargo, el presidente dio a entender que no pensaba seguir apoyando a Iliushenko y expresó también su descontento con el resultado de una investigación de la fiscalía que repartía por igual las culpas de los sucesos del 3 y el 4 de octubre de 1993, que culminaron con el cañoneo del Parlamento ruso. En la decisión de sacrificar a Iliushenko puede haber influido tanto esta investigación como los asuntos de corrupción publicados en la prensa rusa, que afectan de forma indirecta al fiscal.
En marzo de 1994, lliushenko sustituyó al frente de la fiscalía a Alexéi Kazannik, un jurista que dimitió en protesta ante los intentos de frenar la amnistía que permitió la puesta en libertad de los adversarios de Yeltsin, el vicepresidente Alexandr Rutskói, y el jefe del Sóviet Supremo, Ruslán Jasbulátov.
En 1993, cuando era jefe (le la dirección de control de la Administración presidencial de Rusia, Iliushenko se distinguió en la misión de buscar pruebas comprometedoras contra Rutskói.
Llevado por el celo al servicio del presidente Yeltsin, Iliushenko se puso en ridículo el verano pasado cuándo abrió un proceso contra los responsables de un programa de marionetas políticas de la cadena de Televisión Independiente en el que se imitaba al presidente. La intervención del fiscal sirvió únicamente para dar más popularidad a las marionetas.
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