El fiscal pide 25 años para un acusado de matar y quemar a su mujer
El fiscal ha pedido 25 años de prisión para Carlos Martín Molinero, acusado de estrangular, apuñalar y quemar a su mujer, Esther Alejano, de 33 años, el 2 de febrero e 1994. La acusación particular ha pedido 30 años de prisión, mientras que la defensa solicita la libre absolución de su defendido. El juicio comenzó ayer en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Madrid.
El cuerpo de Esther apareció en un descampado de Vallecas, estrangulada, quemada y con cinco puñaladas en el pecho. Un testigo logró memorizar la matrícula de un coche desde el cual fue lanzado el cuerpo sin vida de la infortunada joven. La matrícula coincidía con su coche, un Renault color negro.
El acusado declaró en la vista oral que aquella mañana había dejado a su mujer en la estación de metro de Portazgo, como hacía todos los días. Sin embargo, comenzó a preocuparse cuando llamó al trabajo de su mujer, una entidad bancaria, y le comunicaron que aquella mañana su mujer no había acudido al trabajo, por lo que decidió ir a buscarla.
En el lugar donde fue abandonado el cuerpo de Esther hay un colegio y unas jardines. Un jardinero presenció cómo desde un coche negro una persona dejaba caer un cuerpo, memorizó la matrícula del vehículo y llamó a la policía.
El acusado fue detenido frente a un establecimiento especializado en fundas para vehículos. Nervioso y preocupado preguntó a la policía qué le había pasado a su mujer.
La policía encontró en el asiento delantero una mancha de excremento, que podría corresponder a la joven asesinada. Sin embargo, el acusado manifestó que en alguna ocasión habían cambiado allí los pañales de su hija.
Otra relación
En el juicio, el acusado dijo que su mujer mantenía una relación con otra persona que vivía en Bruselas y que desde hacía tiempo había estado carteándose con él. Sin embargo, aseguró que aquella relación había terminado y que ambos se llevaban bien. "Se me caía la baba con mi mujer y mi hija", agregó. La fallecida había manifestado su intención de viajar a Bruselas.Tras la detención de Carlos Martín, éste comunicó a la policía que guardaba unas cartas que su mujer había recibido de un amigo. Al parecer, había abierto alguna de ellas, otras se las había dado a su hermana y otras las guardó.
Los policías que detuvieron al acusado manifestaron que, en el momento de la detención, Carlos Martín se mostraba muy nervioso y sólo preguntaba por el estado de su mujer. Uno de ellos aseguró que Carlos Martín tenía señales en una de sus manos de haber hecho un esfuerzo con una cuerda. El acusado, según manifestó la acusación particular, conocía la zona donde abandonó el cuerpo, ya que cerca de allí a 200 metros, vive una de sus hermanas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.