De Parla al Bernabéu

No ha pasado desapercibido un hecho por los campos de Primera División: hay ocho caras nuevas entre los antiguos señores de negro. La novedad tiene interpretaciones para todos los gustos. Los hay que hablan de renovación: el 33% de los colegiados no tienen antecedentes en Primera. Los hay que hablan de rejuvenecimiento:la edad media ha bajado de los casi 41 años a los casi 37. Y no faltan quienes extraen otra conclusión: Serán nuevos y más jóvenes, pero carecen de experiencia. La conflictividad arbitral, un asunto siempre recurrente, tiene este año algunos argumentos para la polémica malintencionada: si antes eran malos, este año son peores.El hecho de que ocho colegiados nuevos hayan entrado de golpe en la Primera División no ha sido una revolución en el sentido estricto de la palabra. Nadie ha intentado darle un vuelco a la situación. La cuestión tiene su explicación: cuatro árbitros se jubilaban, dos más tenían que descender de categoría y el hecho de que la Liga sufriera una ampliación a 22 equipos obligaba a reclutar a otros dos árbitros más. Total, ocho caras nuevas para un total de 24 colegiados.

El presidente de los árbitros, Victoriano Sánchez Arminio, reconoce que esta temporada es "atípica" debido a ese elevado número de cambios. La situación se normalizará la próxima temporada, dado que sólo un colegiado se retirará por alcanzar la edad de jubilación. Las bajas por ese motivo prácticamente desapareceran en varios años debido al rejuvenecimiento que se ha operado. Los cambios se limitarán entonces a los dos descensos que obliga el reglamento.

De los 24 árbitros que esta temporada forman la plantilla de Primera División, ocho estrenan ascenso, y de éstos últimos, dos -Mejuto González e Iturralde González- no han podido dar saltos mayores. Estos dos colegiados han pasado en un par de temporadas de la Segunda B a la Primera. No es extraño entonces que algún compañero emplee la ironía para definir la situación: "De Parla [localidad próxima a Madrid] al Bernabéu". A otros tres companeros -Prados García, Mejía Dávila y López de la Fuente- les ha bastado una sola temporada en Segunda División para alcanzar la élite.

La rebaja en la edad de jubilación de los árbitros, puesta en práctica a partir de la temporada 1993-94, ha llevado a esta "revolución juvenil". La jubilación está fijada en 45, 41 y 37 años para, los colegiados de Primera, Segunda y Segunda División B, respectivamente. Estas limitaciones han provocado alguna situación dramática como ha sido el caso del colegiado Panadero Martínez, quien descendió con más de 41 años al final de la temporada pasada y chocó con todos los impedimentos para actuar en una categoría inferior. Panadero Martínez no podía bajar a Segunda -la edad límite es de 41 años-, ni a Segunda B -37-. A sus 41 años se ve casi obligado a despedirse del arbitraje o a reclamar a los tribunales, como ha sido su actitud. Casos se han dado, de árbitros, de Segunda A que se han tenido que ir a la calle al cumplir los 41 años, mientras en Primera sigue Marín López, que el pasado viernes cumplió 45. Esos árbitros se encontraban ante el siguiente drama: o subían a Primera o descendían a regional.

Victoriano Sánchez Arminio reconoce la necesidad de esta reestructuración. "No podíamos colocarnos al margen de la política de la FIFA en este asunto. Si no hacemos este rejuvenecimiento, llegaría un día en que no tendriamos árbitros internacionales. La FIFA tiene fijada la edad de jubilación de los árbitros en los 42 años". El presidente de los árbitros también recordó los deseos de los dirigentes de los clubes, que desde hace varias temporadas pedían rejuvenecimiento y profesionalidad.

El máximo dirigente arbitral se enorgullece de la reducción de la edad media de los colegiados. Hace tres años, la media de edad de Primera División era de 41,18 años; está temporada ha bajado a 36,77. En Segunda se ha pasado de una media de 38,62 a una de 32,81 en el mismo periodo de tiempo. Y en Segunda B, se ha pasado de 35,27 a 30.01. "En la Segunda B son todos [por los árbitros] niños", comentó Marín López tras coincidir con sus colegas en unas pruebas físicas.

Sin embargo, una vez admitido que el rejuvenecimiento del colectivo arbitral era un hecho imparable, aparecen las dudas que despierta entre jugadores, entrenadores, presidentes y aficionados la proliferación de colegiados a los que no conocen, parecen muy jóvenes y acusan falta de experiencia. Algunos árbitros admiten que a sus jóvenes colegas les falta rodaje. "La experiencia se ha perdido", confesó uno de los veteranos. "Ahora llegan lanzados,. Los clubes tendrán que aguantarse", añadió. "Los jóvenes no pueden tener mi experiencia", se justificó Sánchez Arminio, actual presidente de los trencillas, un hombre que colgó el silbato cuando la jubilación arbitral llegaba a los 47 años. "Pero no somos tan locos como para meter gente inexperta", añadió. "Yo llegué a internacional con 31 años y ahora decimos que Iturralde Giménez -el más joven- es un bebé con 28 años".

Sánchez Arminio justifica que la falta de experiencia en los árbitros recién ascendidos es ley de vida. "La gente se ha asustado por el caso de Iturralde, pero falta memoria para recordar la edad a que llegaron a Primera División, por ejemplo, Guruceta, Brito Arceo, Soriano Aladrén... A algunos no les interesa recordar el pasado. No todo lo podemos achacar diciendo: 'es que Iturralde tiene 28 años'. Más que experiencia, les falta digerir la presión que rodea el mundo fútbol". Esa es la conclusión del presidente de los árbitros.

"No hay quien lo entienda", se quejó un dirigente arbitral. "lturralde era fenomenal. Alcanzó la pasada temporada la mejor puntuación de Segunda -10,53 puntos de media- y ahora, en Primera, ya no vale al tercer partido. Se le pide al árbitro la perfección y ésta no existe".

La polémica está servida. Los novatos volverán a ser noticia. Si lo hacen bien, será señal de que hace falta savia nueva en el mundo del arbitraje. Si lo hacen mal, será porque son inexpertos. Si fallan demasiado, es que son rematadamente malos y vuelven a fallar los criterios de selección. Si algo le faltaba al mundo del arbitraje son ocho caras nuevas... ocho árbitros a los que fustigar cada domingo a cuenta de su inexperiencia. Y es que no es fácil cambiar Los Prados [el campo del Parla] por el Bernabéu.