Laso apareció en el momento justo
El Real Madrid se impone al Unicaja en un partido muy igualado
Apareció Laso en el momento justo y el Madrid respiró. Vivía una situación incómoda desde hacía poco más de 10 minutos, en los cuales sus bien trabajados 10 puntos de diferencia (49-39, minuto 23) habían ido menguando sin prisa pero sin pausa, hasta casi convencer al personal que, si bien muchas cosas han cambiado para mejor en el equipo blanco, un antiguo defecto permanece: la defectuosa gestión de un marcador claramente favorable. Le tocaba atacar al Madrid (66-61, minuto 37) por lo que su responsabilidad era máxima. El Unicaja mantenía su efectiva presión, Arlauckas estaba ahogado y Loncar no tenía el día. Laso no se lo pensó. Lanzó un bombazo que dejó anonadado al equipo malagueño y rubricó su faena con una asistencia a su alter ego, Arlauckas, en la siguiente jugada que dejó el choque visto para sentencia (71-61, m. 38).Fue un desenlace coherente. Unicaja ha crecido y se ha convertido en la alternativa más sólida que ha tenido el poder establecido de nuestro baloncesto, por encima de las épocas doradas de Taugrés, Zaragoza o Estudiantes. Su actual y privilegiada posición en el escalafón no es fruto de una buena racha, ni de una afortunada elección de extranjeros. Unicaja es una casa construida con gran inteligencia, mucha paciencia, cimientos sólidos y ambición indisimulada. Por tener, tienen hasta futuro, como demostró el joven Guillén, un talento en formación con un desparpajo fuera de lo común. Pero este entramado todavía no es inmune a determinadas circunstancias. Ganar en Madrid, al nuevo Real Madrid, y hacerlo en una mañana donde su tripleta foránea Babkov, Ansley y Miller estaban negados, hubiese sido demasiado. El día que lo consigan, el doctorado será suyo.
El Madrid se tomó muy seriamente el partido. La gran entrada que registraba el Palacio honraba al Unicaja y anunciaba enfrentamiento importante. Lo que se vio, después obedeció muy fielmente al guión que intenta desarrollar esta temporada, la primera pos-Sabonis. Dura defensa, transiciones vertiginosas, Arlauckas, a su rollo (anotar sin parar) y Smith y Loncar para desintoxicar el juego interior. Sólo este último falló a su cita y el Madrid sufrió por ello.
El partido supuso la confirmación del jugador sobre el que be reposar parte de la reconstrucción del baloncesto nacional. Herreros es el rey y Reyes clama jornada tras jornada su sitio como soporte y apoyo del alero estudiantil. Salvando las distancias, Reyes es lo más parecido a Fernando Martín que haya pisado nuestras canchas.
Además de su físico, su comportamiento posee muchas de las virtudes comunes que hicieron grande y mítico a Fernando, y que llevan camino de convertir en un jugador carismático a Reyes. A pesar de la desventaja que supone su corta estatura para el lugar donde debe desarrollar sus actitudes, Reyes, como lo hacía Martín, lo suple con una fortaleza fuera de lo común y con esas cualidades que se escapan de la estadística: coraje, decisión y ambición. Con Reyes multiplicándose, Unicaja disfrutó de un primer tiempo esperanzador, y junto al base Nacho Rodríguez, aguantaron el, tipo durante 37 minutos, hasta que Laso decidió hacer olvidar su endeblez defensiva con una presencia definitoria en los momentos supremos.
El Madrid confirmó el liderato, no escondió sus cartas y superó los inconvenientes. Su juego ha ganado en vistosidad sin la pesada carga física y psicológica que suponía Sabonis. Ha perdido ese toque de distinción que daba el lituano, pero en general su comportamiento es más ortodoxo y su jugador estandarte, Joe Arlauckas, parece liberado y se acerca más que nunca al hombre que deslumbraba en el Taugrés.
Pero quizá lo mejor del día fue el recuerdo de Martín a través de Reyes y la certeza de la irreversible ascensión de un equipo malagueño que se quedó a un triple de ser campeón la temporada pasada y que reclama para sí honores mayores en la presente. Sólo le falta evitar que sus hombres claves cojan la pájara el mismo día y a la misma hora.
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