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Entrevista:

"No gobernaremos en coalición"

Antonio Guterres, secretario general del Partido Socialista portugués (PS), anuncia que gobernará en minoría si no logra la mayoría absoluta el próximo domingo. Los primeros sondeos para las eleciones legislativas del 1 de octubre en Portugal le situaron como claro favorito frente a Fernando Nogueira, el aspirante a suceder a Aníbal Cavaco Silva. Después, esos mismos sondeos fueron estrechando el margen. Incluso los tres más recientes, no publicables en Portugal (véase información adjunta) dan como ganador al PSD. Guterres es un hombre tranquilo, buen orador, de apariencia austera y fama de culto. Ha hecho una campana muy localizada en pueblos pequeños, donde literalmente se deja vapulear por toda la población. El problema es que ese interés por pedir el voto antes que nadie al señor Cayo puede dejarle en la cuneta.Concedió esta entrevista a EL PAÍS en su coche, camino de un mitin en Arcos de Valdevez, precioso pueblo de montaña a 20 kilómetros de Galicia. Su castellano, que él califica de "portuñol", es perfecto.

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Pregunta. Casi todos los sondeos predecían hasta la última semana que el PS ganaría, pero por escaso margen. ¿Qué alianzas le permitirán cumplir sus compromisos electorales?

Respuesta. Espero que tengamos mayoría absoluta pero, si el pueblo nos da sólo mayoría relativa, constituiremos un Gobierno de minoría con negociaciones concretas en el Parlamento, pero no en coalición con ninguna de las fuerzas. La gran coalición [PS-PSD] sería muy negativa para la democracia, ya que conduciría todos los desencantos hacia los extremismos, hacia los dos partidos más a la derecha y más a la izquierda, los comunistas y los populares, que son antieuropeos, por lo que no es posible hacer con ellos una coalición de Gobierno.

P. ¿No teme que esa decisión le lleve a encabezar un Gobierno débil?

R. Es verdad que sería siempre una situación más inestable. Por eso es muy importante hacer un esfuerzo final para obtener mayoría absoluta.

P. Imagine que ocurre todo lo contrario, que, tal y como espera el candidato Fernando Nogueira [del Partido Socialdemócrata, ahora en el Gobierno], los sondeos se equivocan y el Partido Socialista queda en segundo lugar. ¿No teme que su partido le pase factura por no haber sido más agresivo con el PSD?

R. Esa es una cuestión que se verá en su momento, pero no me preocupa.

P. ¿Aunque pueda llevarle a perder también el liderazgo del Partido Socialista?

R. Eso no es para mí un problema en este momento. Yo me bato por principios, por valores, no por el puesto de líder del partido.

P. Sus críticos dicen que, tras una década fuera del Gobierno, el Partido Socialista carece de cuadros capaces de formar un buen Ejecutivo.

R. Pero es que nosotros no vamos a hacer un Gobierno del partido. Llevamos trabajando mucho tiempo con los Estados Generales [una asociación promovida por los socialistas que convocó a notables y fuerzas vivas del país], que tiene hoy los mejores cuadros del país en todos los sectores, económicos, sociales, culturales. Creo que el problema de cuadros quien lo tiene es el partido del Gobierno, que se ha encerrado en sí mismo y está reducido a un grupo sectario sin capacidad técnica ni política.

P. El PSD critica que el programa del Partido Socialista elevará mucho el gasto público y que ello obligará a subir los impuestos.

R. Eso no es verdad. Vamos a alterar las prioridades del gasto público, pero no vamos a incrementarlo. Y el déficit, en porcentaje del PIB [producto interior bruto], vamos a reducirlo para garantizar el cumplimiento de los criterios de convergencia del Tratado de Maastricht y alcanzar un déficit del 3% [del PIB] en 1997.

P. Un ejemplo, el rendimiento mínimo garantizado para los más pobres que propone su partido, ¿qué se dejará de hacer para pagarlo?

R. No es necesario dejar de hacer nada, porque sólo representa el 0,3% del PIB y puede financiarse con el crecimiento de la economía.

P. ¿Quienes podrán cobrarlo?

R. Se dirigirá a todos los que no tienen acceso a la pensión social, que es muy baja, de sólo 17.500 escudos.

P. El Partido Socialista critica la política educativa del Gobierno del PSD, y una de sus propuestas es crear dos ministerios de Educación.

R. No es definitivo, pero el Ministerio de Educación se ha transformado en una máquina burocrática. Por un lado, hay que descentralizar mucho la gestión de las escuelas hacia los poderes locales. Y, por otro lado, se piensa en la posibilidad de segregar el ciclo superior, junto a la investigación científica, en un ministerio separado. Pero esto no está aún completamente decidido.

P. ¿Cree que ampliar el número de ministerios soluciona algún problema?

R. Pero vamos a suprimir otros.

P. ¿Por ejemplo?

R. Industria y Comercio se van a juntar, el del Mar se integrará parte en Agricultura y Pesca y parte en Transportes.

P. El PS defiende la regionalización de Portugal. ¿Se parecería su proyecto al Estado de las autonomías en España?

R. No. Sería mucho más limitado. Nuestro sistema se parecería mucho más al francés que al español. Las autonomías españolas tienen un conjunto muy amplio de poderes que se justifican porque, en algún caso, tienen tradiciones étnicas; en otros, una profunda autonomía tradicional. En Portugal, el objetivo de la regionalización sería optimizar las condiciones de desarrollo. Lo que interesa es encontrar un sistema que permita a las regiones fomentar su desarrollo endógeno. Será muy parecido al sistema francés, pues el objetivo básico es descentralizar.

P. Las relaciones entre España y Portugal se han apoyado en los últimos años en la amistad entre Felipe González y Aníbal Cavaco Silva. ¿Cómo cree que serían unas hipotéticas relaciones entre usted y el PS aquí, en Portugal, y José María Aznar y el PP en España?

R. En primer lugar, nosotros esperamos que los socialistas españoles continúen en el Gobierno. Con ellos las relaciones son buenas, incluso personales. Pero Portugal y España son pueblos hermanos, y esa característica no cambia con el color político de los Gobiernos. Hay intereses comunes, sobre todo en la construcción europea. Hay puntos de dificultad. La más seria en este momento es la gestión del agua. Pero creo que cualquier Gobierno español y cualquier Gobierno portugués mantendrá la hermandad de los dos pueblos.

P. Con vistas a las elecciones del próximo domingo, ¿no teme que su condición de católico practicante le pueda restar votos de un electorado socialista y, en principio, laico.

R. No. Eso no es verdad en Portugal. El PS portugués tiene una gran tradición de tolerancia, es abierto. No creo que eso tenga ninguna influencia negativa. Y además no lo utilizo políticamente. Pertenece a mi vida privada y no tiene nada que ver con la opción política que defiendo.

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