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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

El Espanyol ratifica su liderazgo

El equipo de Camacho borró del campo a una Real que ofreció su imagen más patética

El Espanyol ratificó su liderazgo en Anoeta con una victoria práctica, firme, corta y merecida. El equipo de Camacho apuntaló sus virtudes características, es decir, poderío físico y velocidad para borrar del campo a un rival disminuido en todas sus líneas, que ofreció ayer su imagen más patética. En un encuentro sin ocasiones, gana el mejor o el más certero. El Espanyol fue ambas cosas.El equipo catalán necesitó un cuarto de hora para entender el dibujo del partido. Anoeta tiene una lectura particular su césped es rápido y el balón bota en exceso. Ello obliga a rectificar las medidas y a una respuesta exigente en el manejo del balón.

Con Karpin pegado a la banda e Idiakez en el centro, el fútbol de la Real se produce de forma atolondrada, imprecisa, impropia de un conjunto aparente. Un lujo impagable para el rival. Karpin es al talento lo que Idiakez a la tosquedad. Con el primero preso en la banda y el segundo alocado en el lugar de los genios, la Real tendía al fracaso de forma manifiesta.

El error táctico permitió la recomposición del Espanyol. En cuanto Arteaga se centró en apoyo de Francisco, el desajuste realista alcanzó momentos épicos. Sometido ya el partido a un duelo físico en el centro del campo, la Real Sociedad echó humo en la misma medida que el Espanyol resolvía su problema futbolístico. A los 20 minutos el partido ya transcurría por los cánones previstos por Camacho: poderío físico en la parcela central para que Francisco y Arteaga encendieran las pilas de Raducioiu y Benitez.

En ese instante a la Real Sociedad se le fundieron los plomos por partida triple. Primero perdió el sitio en el campo, como consecuencia de ello perdió el balón y lo que es peor a Karpin en una jugada confusa con Torres Mestre.

El gol espanyolista fue el fruto del pecado de su ponente. El futbolista más tosco del partido, Idiakez, se empeñó en la filigrana y propició el único contragolpe catalán. Era la primera vez que el Espanyol, disparaba a puerta, pero ciertamente lo hacía en las condiciones pretendidas.

En la segunda parte, el Espanyol se agarró a su manifiesta superioridad y la Real Sociedad a lo exiguo del resultado en la esperanza de que un gol puede llegar incluso de un rebote en el árbitro. Pero no era tiempo de rebajas. El Espanyol resistió con comodidad y pocos sustos, exultante pero no insultante, ratificando, un liderato trabajado con dosis ingentes de sacrificio, disciplina y efectividad.

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