Miles de hindúes se lanzan en todo el mundo a dar leche a sus estatuas divinas
Fiebre religiosa ante el 'milagro' de la sed de Ganesh y Shiva
El supuesto milagro fue contemplado primero en la India, donde ante los ojos devotos de miles de miembros de la comunidad hindú las estatuas de Ganesh -el dios con cabeza de elefante- y de su padre, Shiva -dios de la destrucción-, engullían leche en cantidades sorprendentes. Más tarde el fervor religioso que ha generado el supuesto prodigio se ha extendido por todo el mundo, desde Tailandia a Hong Kong, pasando por Estados Unidos. En el Reino Unido, donde reside una de las mayores comunidades hindúes -fuera de la India-, decenas de miles de seguidores de Ganesh y Shiva abarrotan desde el viernes los principales templos locales.En Leeds, Leicester y Londres, miles de enfervorecidos seguidores han formado interminables colas para "alimentar" a los diferentes ídolos. Nadie sabe muy bien el simbolismo que encierra esta predilección divina por la leche. Atónitos ante tal erupción de pasión religiosa, los periodistas británicos han seguido de cerca el prodigio, contemplado con previsible frialdad por científicos y expertos, que atribuyen el fenómeno a la porosidad de los materiales con que están hechas las imágenes.
Los vecinos de la zona de Southall, en Londres, donde se eleva el templo de Shri Ram Mandir, nunca se habían tropezado con un fenómeno tan espectacular. Centenares de hindúes cargados con cartones y botellas de leche pasterizada esperaron durante horas para comprobar con sus propios ojos cómo la pequeña figura de Shash Naag -una cobra- o la vaca Nandi se tragaban el nutritivo líquido.
Lo cierto es que la única imagen concluyente de una de las estatuas bebiendo cucharadas de leche fue servida desde Nueva Delhi por las cámaras de televisión. Una imagen difícilmente explicable de las muchas que ofrece la India. Aún así, un sector minoritario de la población, integrado en la denominada Asociación Racionalista, recorre el país con la intención de desbaratar milagros y reducir a sus términos reales -la piedra que absorbe, en este caso- el alcance de muchos prodigios. Esta misma asociación ha ofrecido una recompensa de 2.000 libras -unas 400.000 pesetas- a aquella persona que sea capaz de convencer a sus miembros de que el "milagro de la leche" no existe.
La fiebre de fervor ha alcanzado tales dimensiones en la India que ayer las autoridades religiosas, ante la avalancha de gente dispuesta a darle leche a las estatuas, tuvieron que lanzar el desesperado mensaje de que "los dioses ya están saciados y no quieren beber más".
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