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Fuerte despliegue policial para desalojar a 23 "okupas"

El desalojo de 23 okupas de una finca en Villaamil, 9 (Tetuán) se ejecutó ayer en medió de un gran despliegue de policías -medio centenar de antidisturbios, bomberos, funcionarios judiciales y sanitarios- y con tres horas de retraso respecto al horario previsto. Los únicos momentos de tensión se registraron a primeras horas de la tarde, cuando los agentes alejaron a un grupo de manifestantes a patadas y empujones y éstos respondieron lanzando varias litronas. El resto de la actuación fue pacífica.Al mediodía, momento previsto para el desalojo, un centenar de jóvenes se concentraron en la calle para apoyar a los okupas. Éstos, por su parte, permanecían encastillados dentro del edificio donde entraron el pasado mes de enero y que, hasta hace poco, albergó a la Sociedad Protectora de Animales.

Los okupas aseguran que tomaron este inmueble porque nueve de sus diez pisos, todos menos uno, estaban deshabitados desde hacía años, extremo que niegan los propietarios de la finca. Entre los vecinos de la zona hay versiones para todos los gustos. Unos, la mayoría, aseguran que las vi viendas, sólo llevaban meses va cías cuando entraron los jóvenes. Otros afirman que años. Dicen que los okupas no molestaban, salvo cuando alguna noche les daba por tocar incesantemente el tambor y otros instrumentos.

Las valoraciones sobre el asalto de viviendas son también variopintas: "Es lógic o que la juventud proteste. ¡Con lo negras que tienen las cosas!"; "dicen que necesitan casa, pero eso también hay que trabajárselo".

La comisión judicial llegó, vio la concentración juvenil, y d dió que no actuaba si no era en compañía de la policía. Pero no había. suficientes agentes. Así, en un tiempo muerto durante el. que no se sabía que iba a suceder, transcurrieron casi tres horas. Mientras, fue llegando la policía y los principales responsables del, departamento de Notificaciones y Embargos de los juzgados.

Agentes, letrados y funcionarios judiciales discutían sobre la conveniencia de ejecutar la expulsión en medio del maremagnum de okupas, curiosos y periodistas que llenaban la calle. Los letrados de los dueños del inmueble valoraron la posibilidad de retrasar el desalojo hasta poder ejecutar el derribo de la finca por ruina y no tener así que recurrir a guardas jurados para custodiarlo frente a. nuevos asaltos.

Por fin, tras numerosos cónclaves entre las partes, hacia las 14.30, se decidió acometer la orden judicial y acto seguido llegaron los bomberos.

Dos manifestantes se subieron a la escala de incendios y fue entonces cuando los antidisturbios intervinieron para alejara los concentrados. Arreciaron los gritos de "Policía asesina", "Vosotros fascistas sois los terroristas" y "No pasarán".

Dos de los okupas encerrados se descolgaron por la fachada del edificio ayudados por sogas y arneses. A uno de ellos se le rompió la cuerda por causas que aún no están, claras y estuvo a punto de caer, pero pudo agarrarse a tiempo. Sólo sufrió un golpe.La entrada de la policía al edificio no fue sencilla. Los okupas habían soldado la puerta, colocado barricadas y derramado aceite. Una vez accedieron al edificio, el desalojo de los encerrados fue tranquilo: ellos mostraron una resistencia pacífica y los agentes tampoco emplearon la fuerza. Uno a uno, los 23 jóvenes salieron del bloque en libertad, cubiertos de pintura blanca, algo que hacen para delatar posibles porrazos policiales. Los agentes denuncian que también les embadurnaron a ellos. El edificio quedó custodiado Por guardas jurados.

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