Un cuento

Inspirado con el artículo Baño privado, publicado el 1 de septiembre de 1995 en su periódico, quisiera contar un cuento: La maravillosa gesta de la liberación del hayedo de Montejo por parte de Andrés Campos.Érase una vez un país que vivía apaciblemente, en el año 1995 de la era posambiental. En él, la naturaleza era adorada, por todos sus ciudadanos, que acudían en armonía a sus más recónditos rincones. Liberados ya de los yugos de basura y masas, admiraban a sus moradores en contemplativo silencio y paseaban ingrávidos por entre los recién germinados arbolillos.Pero una siniestra organización conocida como La Agencia, reducto de pretéritos horrores por los que todo tenía que ser regulado, acaparaba para sí un magnífico tesoro: una mancha de hayas, de no, más de 50 hectáreas, cercana a la capital del Reino. Insensible al equilibrio, reinante y a que la última catástrofe, acaecida en la vecina Somosierra, distase casi un milenio en la memoria, se valía de una legión de acólitos que, bajo la apariencia de inofensivos boy scouts, sólo dejaban entrar en aquella joya a los decrépitos jubilados que acata ban sin protesta sus estúpidas normas.

Pero Andrés Campos, arma do tan sólo con su ágil pluma y unas resmas de papel reciclado, se enfrentó un primero de septiembre con tan temibles huestes y consiguió, al fin, liberarnos de tan cruel tiranía.

Moraleja: con amigos (de la naturaleza) así no hace falta tener enemigos.

Post data: flaco servicio se hace a una agencia de senderismo publicitando sus grupos organizados a costa de intentar ridiculizar el trabajo de otras personas.