Protagonistas de un día
13 de septiembre. Amsterdam. Estadio Olímpico. 40.000 personas pueblan las gradas para ver uno de esos duelos que, a priori, escriben el fútbol con mayúsculas: el que enfrenta al campeón de Europa, el Ajax, con el equipo al que los números de esa competición aún señalan como su rey: el Real Madrid. El número 10 del conjunto español lo lleva un tipo de Tenerife, con pinta de no asustarse ni de las balas. Se llama Sandro y es un experto en buscarle escondites al balón.16 de septiembre. Madrid. Ciudad Deportiva. 1.500 personas se reúnen para disfrutar, que aquí también se disfruta, del duelo que enfrenta al colista de la Segunda División, el Getafe, con otro de los menos iluminados de la categoría, el Real Madrid B. El número 10 del cuadro madridista lo lleva el mismo tipo de Tenerife, ése que hace unos días intentaba hacerles invisible la pelota a Litmanen, a Sinidi y a Overmars. El sábado intentó lo mismo con Rafa, con Mariano y con Jaime. Le fue mejor.
Ganó el Madrid B. Y lo hizo sin gritos, fácil, sumando sus tres primeros puntos de esta Liga ante un rival, el Getafe, que ha logrado la rara habilidad de encogerse un poquito más cada semana. Lo contrario le ocurre a un chaval llamado Guti. Hace una semana debutó con el filial del Madrid. Marcó un gol. El sábado repitió experiencia y la mandó a la red desde su casa.
Pero él y Sandro son, en Segunda División, protagonistas de un día. Hay otros que lo son desde el principio. Concretamente, tres equipos, tres líderes, tres que no frenan. Abre la lista el Barcelona B, que empieza a ganar esos partidos que ganan los campeones: los obtusos, los de poco juego. Por decirlo en plata, los de la empanada. El sábado tuvo en frente al Écija. Y el Écija anda con la inteligencia del pobre, el mejor método conocido para sobrevivir.
Tampoco frena el Mallorca, protagonista de uno de los partidos más esperados de la temporada. Ocurrió en Lleida, en el campo del que es, y puede seguir siendo, el favorito. Salir de allí sonriendo va a costar sudores. El Mallorca salió sudando, sí, pero soltando también un apestante aroma a Primera División.
La misma línea llevan otro equipo: el Hércules. Ninguno sabe todavía lo que es no ganar. Ni siquiera saben lo que es encajar un gol. Los alicantinos pescaron en un río que parece ir al revés: el de Pamplona. El Osasuna no recula. Se cae. Y eso es peor.
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