Destierro al toro embolado
Los vecinos de Torres de la Alameda muestran con su silencio su rechazo al ilegal festejo taurino
Los cuernos del toro no se volverán a encender más en Torres de la Alameda. Los vecinos de este municipio (3.500 habitantes) desterraron ayer por decisión popular el encierro del tradicional toro embolado, con dos bolas prendidas en la cornamenta.Tan sólo una veintena de firmas, recogidas a lo largo de esta semana, avalaron este festejo taurino, prohibido por el reglamento de espectáculos taurinos de la Comunidad de Madrid.
El alcalde de Torres de la Alameda, Francisco Acedo, del Partido Popular, estaba ayer eufórico por los resultados del plebiscito. "La gente ha entendido que más importante que la fiesta es la legalidad. Estoy muy contento por el apoyo de la gente y de que se hayan manifestado en contra. Por fin puedo decir que no habrá toro embolado", señaló el edil.
En 10 años, ésta es la primera vez que los paisanos de Torres de la Alamadea se manifiestan abiertamente en contra del encierro. A Secundino Martín, propietario de un bar de copas, el festejo le gusta, pero acata sin rechistar la decisión de la mayoría: "Ya nos inventaremos alguna otra diversión. Si está prohibido, está prohibido y no hay más que decir. A mí me gustaba, pero...".
En casa de Rosa Polo, de 60 años y al frente de una carniceria, ni ella ni su hijo comulgan con este espectáculo. "Pero si con lo de la iglesia, con la misa, eso sí. Alguna vez hemos ido a la capea, pero el encierro no nos gusta", decía esta mujer.
También en desacuerdo, por sus creencias religiosas, decía estar Teresa Muñoz, de 16 años. "Soy testigo de Jehová y nunca he participado de esta fiesta. Tampoco me gusta porque como defensora de los animales no me gusta que se haga daño al toro", señalaba la joven. Otra vecina, María del Carmen. Moreno, de 26 años, que desde hace dos años vive en Torres de la Alameda, salía en defensa de los astados: "Me gustan los toros, pero bien toreados. No puedo soportar que se maltrate a los animales, así que estoy en desacuerdo".
A pesar de que el año pasado más de un millar de vecinos escoltaron al toro . embolado, los que ayer apoyaban el festejo se, habían reducido a una veintena de rúbricas.
José David Martín, de 17 años, defendía con argumentos esta tradición. "Es. una fiesta bonita, original y el toro no corre ningún daño. A los jóvenes nos gusta mucho porque es muy divertido", decía este estudiante de segundo curso de BUP. El próximo 2 de octubre, en Torres de la Alameda habrá fiesta sin fuego. Y la tradicional capea nocturna no será iluminada por los, cuernos de unastado. "Nos quedamos sin lo mejor, qué se le va a hacer" suspiraba José David.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.