El Atlético, aún más líder
El equipo de Antic, muy sólido, se exhibió en San Mamés ante el Athletic de Bilbao
El Atlético ratificó en San Mamés su condición de líder en la misma medida que el Athletic retornaba a su cruda realidad. La exhibición de los colchoneros no se reflejó suficientemente en el marcador, pero condenó a su oponente a una imagen patética.Radomir Antic conoce al Athletic mejor que Stepanovic. No es cuestión de méritos estratégicos, sino la cruda realidad. Sencillamente, le ha visto más veces y no sólo sabe de sus virtudes sino sobre todo de sus defectos. El primero que a la defensa bilbaína si le echan el aliento se convierte en un aliado inestimable: sus pérdidas de balón son una invitación al gol y su minusvalía técnica una garantía para el repliegue. La presión de Kiko, Penev, Pantic y Roberto sobre los defensas rojiblancos le, garantizó al Atlético el dominio del balón, luego ratificado por la superior jerarquía del medio campo, más abundante y más capacitado.
El Athletic de Stepanovic está construido para el contragolpe, algo que sólo se pone en marcha cuando Guerrero conecta con Etxeberría y ambos necesitan que alguien les traiga el balón para echar chispas. Si no hay balón, no hay contragolpe.
Antic sabe también, como medio mundo, que el Athletic flaquea por las alturas, pero su estrategia apeló directamente a Valencia, un guardameta ágil, con reflejos pero que también tiene su asignatura pendiente en los cielos. Kiko, al cuarto de hora, encontró la primera gentileza. Valencia pidió permiso para salir y el gaditano no se lo dio. Y la cosa acabó en la red.
El Athletic, condenado en las alturas y sobre el césped, se quedó sin más argumentos que la velocidad de Etxeberría para convertir alguna pedrada en oportunidad de gol. A la media hora encontró el juego entre líneas y dibujó un par de contragolpes que se saldaron con disparos junto al poste y un cabezazo fallido de Etxeberría. Antic se dio cuenta de que Pantic por el centro era poco rival para Guerrero e intercambió su posición con la de Caminero.En ese instante al Athletic se le acabó la espuma y el Atlético recobró la normalidad.
El segundo tanto consumó el naufragio del Athletic, sometido ya para entonces a la dictadura de Simeone. El jugador argentino más allá de cuestiones de personalidad que le pierden, gusta de comandar tropas. En un santiamén agarró el partido y lo estiró hasta la portería de Valencia borrando de un plumazo a sus teóricos oponentes.
Stepanovic en el banquillo era el único espectador que veía posibilidades de supervivencia.Sólo cuando el segundo gol le dejó sin flotadores y su equipo se manejaba con notable patetismo introdujo esos cambios que sólo sirven para que los suplentes se hagan también partícipes de la derrota.
El Atlético se sintió superior desde el principio porque trabajó más y mejor que su oponente, porque tenía criterio y sentido. Cuando vio la cuesta abajo no se dejó ir y únicamente comenzó a jugar mirando el reloj, atascando el encuentro y llevando al Athletic a la encerrona de un supuesto ataque.
En realidad, el segundo gol clausuró el partido. El Atlético se sintió líder en la misma medida que su rival se daba de bruces con su antigua imagen. El espejo se hizo trizas y el Athletic se vio por los suelos. Radomir Antic no sólo ha dotado a. su equipo de paz interior y buen criterio futbolístico, sino que además su laboriosidad supera cualquier examen de producción. Quitarse a este equipo de encima no es tarea fácil, sobre todo si se carece de la más elemental técnica futbolística. El Athletic le dio, demasiada ventaja a un líder que apunta a lo más alto.
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