La rendija de luz de Nabokov
Por vez primera se celebra un Mundial en el último piso del más alto rascacielos neoyorquino. Pero en 1970, gracias al satélite Soyuz 9, tuvo lugar ya una partida entre la Tierra y el espacio. Probablemente, la primera partida entre el Antiguo y el Nuevo Mundo, la jugó Atahualpa frente a Pizarro. El conquistador se dejó ganar. Fue una treta más antes de asesinar al emperador y apoderar se del Perú. En 1972, dos cosmonautas se enfrentaron a un ordenador llamado Hal en una partida de película que se puede ver en 2001, del realizador Stanley Kubrick. Este director 10 años antes consiguió, gracias al triunfo de su filme Lolita, rescatar del limbo del ninguneo a un excelente ajedrecista y desconocido escritor autor de 17 novelas: Nabokov, La nomenklatura había tratado de enterrarle en vida. Sin quejarse nunca, el genial novelista comenzó sus memorias recordando "... nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas". Esta rendija de luz no iluminó a los dos campeones durante la cuarta partida que concluyó otra vez en tablas.
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