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Tribuna
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Vuelta al "cole"

Todos los años me pasa lo mismo. Una mañana del mes de septiembre, compro el periódico desprevenido, sin mayor intención que la de ser informado del estado relativo de las cosas. Como casi todos los días, la prensa trae algo nuevo y algo repetidamente estacional. Junto a asuntos de estos tiempos, como el culebrón del GAL o la arrogancia (por no llamarla otra cosa) francesa al intentamos convencer de la cuadratura del círculo nuclear (hoy experimento yo para que luego no experimenten los demás), se mezclan cuestiones propias de estas alturas del calendario. Los primeros pasos de la Liga. futbolera con la tremenda insistencia de todos sus actores en, repetir año tras año las mismas letanías. La festividad de la Día da catalana (a fuerza de atacar a representantes del PP, la mayoría absoluta la tienen cada vez más cerca). O los habituales sucesos alrededor de las fiestas de los pueblos de nuestra comunidad, donde, invocando a la Diosa Tradición, mueren chavales en encierros que violan la ley o se recogen firmas por parte de un alcalde del PP para que vuelva al pueblo esa sana diversión" para grandes y pequeños que siempre conlleva el toro embolado.

Pero sin desmerecer a estas historias más o menos tremebundas, una de las que no falla nunca a su cita me conmueve sin remedio cada 12 meses. Suele rezar así: "X millones de alumnos inician el curso escolar". Pocas veces lamento tanto el no encontrarme en un colectivo tan amplio como impersonal. Una de las peores cosas que puede ocurrirle. a un ser humano es que pierda su necesidad de, alimento emocional. Esa capacidad para emocionarse, ilusionarse, sorprenderse y, por qué no, atemorizarse, Y pocas cosas producían. tanta emoción, ilusión, sorpresa y temor que el primer día de colegio. Según lo recuerdo, y creo que esas cosas no cambian nunca, durantela noche ,anterior al maravilloso / fatídico primer día, la cama se convertía en una celda de donde querías huir al tiempo que también deseabas que las llaves de la cerradura acabasen en el fondo del mar. Se terminaban las vacaciones, ¡qué lástima!, pero todo un horizonte se abría de par en par. En pocas horas volverías a vera tus antiguós compañeros, a los que contarías con pelos y señales todas las andanzas veraniegas, la mitad inventadas, por supuesto. Te imaginabas su mirada perpleja y envidiosa: cuando les hablases de aquella chica, angelical que no te quitaba ojo en la playa. Si el auditorio era receptivo, un . juramento de amor eterno Pomo despedida del verano resultaría un final inmejorable. Llegarían alumnos nuevos, a los que machacar sin piedad durante los -primeros días, sobre todo si eran gorditos y llevaban gafas. Y que decir de la profe de Inglés, con la que rememorar y otra- vez la película Verano del 42.

Era fantástico ya entonces, por lo que resulta lógica mi añoranza pues estoy convencido de que ahora se lo pasan aún mejor, y encima la enseñanza es mixta y hay una semana blanca donde se van a esquiar. Leo fascinado que, dentro de las 34 sugerencias de actividades para éste curso por el Ministerio de Educación y Ciencia, se encuentra el párchis ¡El parchís! Fichas, cubiletes; dados. Comer y contar 20. Necesito un cinco para sacar. Estoy en casa. Dobles barre ras. No se me ocurre mejor sustituto para aquellas soporíferas e inútiles clases de Formación del Espirítu Nacional (FEN). Hay que tener cuidado con estas asignaturas tan patrióticas. Empiezas dando (FEN) y acabas convencido de la idoneidad de unas pruebas nucleares. Lejos de casa, eso sí.Resulta duro que una vez al. año debamos ser conscientes de que nunca más habrá un primer día de colegio. Que nuestra. madre, después de. pasarse todo, el verano deseando que llegase el momento de la tranquilidad, no pueda evitar echar una lagrimita esa mañana. Que no tendremos que defender el bocata del recreo, que no, haremos los equipos de fútbol por ser los dueños del balón. En días como éstos, no acábo de verlas. ventajas de hacerte mayor.

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