"Para niños y señoritas"
Disputas entre maridos y mujeres en Navalcarnero por avivar o controlar las 'proezas' de sus vástagos
Más de 300 chavales de entre 10 y 20 años participaron ayer en un encierro especial de una hora y cuarto de duración, en el municipio de Navalcarnero (12.000 habitantes).Aunque se trata de un festejo ilegal y habitual desde hace varios años, y a pesar de aparecer anunciado en el programa de fiestas como "Encierro infantil", algunos responsables municipales del Ayuntamiento de Navalcarnero quisieron restar importancia ayer al espectáculo y lo calificaron como "la suelta de una vaca para niños y señoritas".
Pero no fueron una, sino tres, las vaquillas que salieron de los toriles de la plaza portátil montada para las fiestas, sorteando los achuchones de los más mayores para enfilar hacia la puerta grande. En este punto comenzaba un pequeño recorrido de 100 metros lineales acotados por talanqueras en las que se agolpaban más de un centenar de chavales.
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Encierros infantiles: de tal palo, tal astilla
VIENE DE LA PÁGINA 1La más grande de las tres reses que participaron en los encierros infantiles que se celebraron ayer en Navalcarnero -200 kilos de peso y unos 15 centímetros, de cuernos- tomó la delantera a sus compañeras de fatigas y puso el corazón en un puño a más de un niño al comenzar a barrer por los laterales del recorrido. Mientras tanto, las otras dos vaquillas entraban al trapo de cazadoras, fundas de colchones, banderolas de bebidas refrescantes y todo lo que los chicos pudieron convertir en capote.
Al arrojo de estos mozuelos se contraponía la angustia de sus madres, que se abalanzaban para sujetarles desde el otro lado de la talanquera cuando el animal se acercaba al trote. Una reacción que provocaba las protestas de los maridos, quienes lamentaban el excesivo instinto de protección de sus mujeres, porque terminarían convirtiendo a sus hijos en unos "cagaos". Chema, un niño de 12 años, se confesaba nervioso a pesar de su veteranía. Porque Cherna admitió haber corrido ya en el encierro del año pasado y reconoció que sus padres no sabían nada de su proeza.
Después de tres cuartos de hora de carreras a lo largo del pasillo de unos 100 metros en línea recta previsto inicialmente por la organización, el encierro quedó circunscrito al espacio de la plaza de toros. Ya en el ruedo, los jóvenes de mayor edad demostraron a los más pequeños todo su repertorio de habilidades. Llegaron incluso a coger de los cuernos a las vaquillas, y las vareaban en el lomo.
A pesar de que algunos responsables del recinto pedían por rnegafonía que los veinteañeros presentes en un número bastante abundante debían abandonar la arena y dejar disfrutar del encierro a los más pequeños, aquéllos no se dieron por aludidos y continuaron azotando con varas a las vaquillas y tirándoles del rabo. El festejo se dio por terminado cuando uno de los mozos golpeó con un carro metálico a la última res que quedaba por meter en los toriles.
Por suerte, la "suelta de una vaca para niños y señoritas" no causó víctimas graves. Como mucho, una docena de revolcones sin consecuencias. De ello tuvieron buena parte de culpa la decena de policías municipales, miembros de Protección Civil, Cruz Roja y profesionales médicos presentes, que en todo. momento se mantuvieron alerta ante cualquier imprevisto, aunque al final no tuvieron que trabajar.
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