Los galgos

Vivir en soledad junto al Mediterráneo simplifica mucho las cosas. Llega un momento en que sólo se te ocurren pensamientos ,esenciales: el mar es azul, el cielo es azul, las palmeras son verdes, las sardinas son de plata. Uno no sabe siesta simplicidad es una conquista muy ardua de la intelígencia o si se trata más bien de una caída inexorable hacia la imbecilidad. Estoy alarmado. Cada día tengo menos ideas y éstas a su vez suelen llegar confundidas con pequeñas sensaciones corporales sin que pueda rescatarlas del sentido de culpa que las envuelve. ¿Qué hace uno aquí solo en el Mediterráneo viendo pasar las primeras grullas cuando en Madrid se hunde el Estado? Todas las mañanas se superpone al sonido del mar el estruendo de la jauría radiofónica y, periodística que ya le va pisando los talones al presidente del Gobierno. Media Es paña apuesta contra otra media en esta carrera de galgos, si bien la liebre ya está políticamente sentenciada. Este juicio forma parte del paisaje. Me pregunto si es intelectualmente lícito permanecer inmóvil bajo una parra de moscatel con los pies dentro de un lebrillo y jugar a, ser feliz e imparcial pelando boquerones mientras desfila un conglomera do de cadáveres y policías, espias, políticos y asesinos por el interior de la conciencia nacional. Desde la soledad del mar estos estertores del Gobierno socialista a veces pueden parecer otra movida ma drileña. En aquella coyuntura es tética reinaba Almodávar. En este aquelarre judicial impera el juez Garzón. El mar es azul. El cielo es azul, ¿pero Felipe González es culpable? Este interrógante se ha incorporado, al esplendor de la naturaleza. Como un gancho de carnicería lo veo colgado del algarrobo por la mañana cuando me levanto. Debajo de cada palmera también hay un juez y la cal de las paredes del Mediterráneo me recuerda a un determinado número de fiambres mal enterrados. El mar es azul. El cielo es azul. Las sardinas son de plata. Se. requiere un esfuerzo intelectual sobrehumano para formular estos pensamientos desligados de la culpa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La Audiencia de Madrid avala que el juez Peinado investigue a Begoña Gómez por malversación
CC OO se suma al acuerdo del ERE de Telefónica
Los sindicatos sanitarios piden más tiempo para revisar el estatuto marco y descartan paros mientras los médicos siguen en pie de guerra
El Ministerio de Transportes recupera el tramo de Cercanías hasta Buñol, que dañó la dana
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”
- “No podemos hacer nada”: la IA permite copiar en exámenes de universidad con una facilidad nunca vista




























































