La vuelta
Huele septiembre vagamente a naftalina. Y es que salen de los armarios los trajes de entre tiempo, propios para el fresco que se ha levantado. Madrid está de vuelta del veraneo, ya sólo faltan las últimas mamás, que a ,puran las vacaciones hasta que empiece el colegio. , He encontrado, entre los que regresan, dos actitudes contrapuestas. Unos se lamentan de que se haya acabado lo bueno por este año: la playa, la montaña siempre hubo aquí dos partidos) o el viaje. Cuentan éstos las muchas cosas que han visto, lo bien que lo han pasado, cómo "cargaron pilas", si estuvieron en un sitio con mucha marcha o en un lugar "tranquilo".Pero también están los, que respiran con alivio, ¡por fin!, contentos de que hayan terminado las vacaciones, con sus apreturas, sus calores, el agobio de las maletas, los viajes en coche con niños. Se muestran estos últimos felices de haber vuelto a Madrid, de haber recuperado el ruido y los atascos de la ciudad, y hasta de encontrarse con que su calle, que había sido levantada en primavera para meter el gas, ha vuelto á serlo, ¡cuando estaba asfaltada ya!, para cambiar unos cables.
El dióxido de carbono tiene más adictos de lo que se cree entre los que se han visto obligados apasar el mes de agosto en un lugar "saludable". Yo les he visto ir detrás de los autobuses para recuperar la atmósfera "normal". Hay quien teoriza incluso, diciendo que el aire puro te puede matar, con el argumento de que cuando, en el pasado, todo era aire puro sobre la Tierra, la esperanza de vida de la gente no pasaba de los cuarenta años de edad.
También ha habido, y creo que cada vez hay más, personas sabias que pasaron el agosto en Madrid trabajando. O que se guardaron unos días o unas semanas para el otoño, cuando no hay apreturas. Su situación es envidiable porqué lo, mejor de las vacaciones es pensar en disfrutarlas. Para los que ya las tuvieron, septiembre es un mes melancólico, de placer ya pasado. La gente está agotada. Me decía uno: "Me fui a descansar un mes y he vuelto a Madrid mucho más cansado de lo que estaba al marchar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.