Sucedió aquí
Sucedió en Madrid en una calurosa madrugada del mes de agosto, pero lo mismo pudo haber ocurrido en cualquier lugar del territorio español, donde se estima que sobreviven más de tres millones de personas que padecen algún trastorno mental; de ellas, alrededor de 400.000 sufren esquizofrenia. El 52% son jóvenes menores de 36 años.Aquí en España, el 90% vive en el hogar familiar, la mayoría de las veces con sus padres como únicos cuidadores, a los que a menudo terminan detestando porque tenemos que vigilar diariamente su medicación, tan imprescindible para su equilibrio mental, pero que, por otra parte, les causa otras muchas molestias.
Esto explica que cuando son dominados por un rapto de violencia, suele ser la sufrida familia la única víctima, siempre callada y abnegada. Así, en el caso que nos ocupa, sólo cuando la familia emprendió prudentemente la retirada, el enfermo se vio abocado a descargar su tensión al exterior. Es de observar la dureza con que los medios de comunicación tratan una vez tras otra estos desgraciados incidentes, provocados por los desequilibrios de la mente, así como el escaso respeto a la propia imagen, que a veces da la impresión de que estamos ante un perverso psicópata cuando no son más que unos enfermos cargados de miedos que ni siquiera tienen la picardía de ocultar su propio rostro.
Si tenemos en cuenta el número de afectados, veremos que la incidencia delictiva porcentual es mínima, gracias a los desvelos de las familias que ante episodios semejantes se sienten indebidamente humilladas cuando el oprobio de estos hechos debería recaer sobre los responsables de que la mayoría de estos enfermos carezcan todavía del indispensable seguimiento psiquiátrico.- Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Enfermos con Esquizofrenia.
