'Via crucis'

Isla de Tenerife, tarde de verano, voy circulando junto a mi familia por una carretera próxima a los famosos Gigantes, en las faldas del todopoderoso Teide, terreno muy escarpado; a medida que progresamos observamos desniveles descomunales. Llega una curva cerradísima en un punto de verdadera temeridad orográfica y acierto a contemplar en el margen derecho, junto al quitamiedos, una pequeña caseta muy bien cuidada, incluso acristalada, con una cruz en su interior y flores. Evidentemente alguien había truncado su vida en aquella curva. La imagen te impresiona, incluso diría yo que condiciona la firmeza de la conducción en esos momentos.Dentro del más absoluto de los respetos por los comportamientos de todas las personas, quisiera mencionar que mientras que algunos parece que quieren marcar para siempre el lugar donde un ser querido segó su existencia, otros dan incluso un rodeo para no atravesar el sitio del siniestro. Es tenebroso que entre 5.000 y 6.000 personas al año se lleven al más allá como última imagen en sus retinas un

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trozo de asfalto, pero no es menos cierto que si siguen apareciendo cruces en los márgenes de nuestras carreteras, acabarán por sustituir a las señales de limitación de velocidad. Algo macabro.-