"El camino para alargar la legislatura a diciembre está plagado de minas"

Josep Antoni Duran se prepara para vivir siete u ocho meses de alta tensión política. Pero ha decidido no arrugarse y desempeña sin complejos el papel de halcón en la coalición nacionalista. Él adelanta, a veces, aquello que Pujol no puede decir.Pregunta. Parece que Unió quiere dar cobertura a los esfuerzos del PP para cambiar su imagen en Cataluña. ¿A qué responden sus encuentros con Aznar y Rato en la Costa Brava?

Respuesta. No tenemos ni la más mínima intención de dar ninguna cobertura a una catalanización del PP. Eso, la catalanización del PP, es algo que no existe. Lo que hay es el fichaje de unos apellidos [el ingreso en el PP del ex diputado de CiU Josep Maria Trias de Bes], pero nada más. El PP sigue siendo el principal adversario de Unió en España y está en nuestras antípodas políticas.

P. Pero usted sabe que en la política muchas veces cuenta tanto lo que sucede como las apariencias. ¿No era consciente de cuál iba a ser la interpretación de su amigable encuentro con Aznar en la Costa Brava?

R. Sí, sí, es cierto que la foto existe, pese a que yo no la habría querido. Y acepto que pueda resultar incomprensible. Lo que sucede es que resulta inhabitual que se actúe de acuerdo con una cultura de diálogo entre adversarios políticos. Lo practicamos con el PP, como en otras ocasiones lo hicimos con el PSC.

P. O sea que fue algo más que un encuentro entre familias amigas. Fue un gesto político.

R. Amigas no, conocidas. Lo que ahora hace el PP, eso de buscar un acercamiento a Unió para presentarlo como el bueno de la coalición y dejar_ a Convergència como el malo, lo han hecho en el pasado los socialistas. No pasa nada. Hace ya tiempo que hay un diálogo con el PP, aunque escaso y sin resultados desde hace meses. Pero insisto en que éste no fue un encuentro político.

P. Pero a Pujol no le hizo ni pizca de gracia. ¿Adónde lleva el diálogo de Unió con el PP?

R. Las críticas de Unió al PP continuarán como hasta ahora. Cuando le criticamos por hacer el revival de un cierto concepto de España tendrá que hacemos más caso, porque sabe que no las formulamos desde el sectarismo.

P. ¿A qué revival serefiere?

R. La transición a la democracia dio pie a una cierta aceptación de una concepción plural de España. La asumían todas las fuerzas, no sólo los nacionalistas catalanes y vascos, sino también los socialistas y comunistas. El actual discurso del PP contradice aquella idea de la España plurinacional, recogida incluso en la Constitución, aunque de forma algo ambigua. Y recupera el concepto de una España única, con un cierto ropaje intelectual orteguiano, diría yo, con una única lengua y una única cultura.

P. Pero Unió se ha sumado a una posición tan clara para el PP como la demanda de elecciones anticipadas.

R. Puestos así, el PP coincide mucho más con Izquierda Unida y con Esquerra Republicana que con nosotros. Unió es el partido que más diferencias ha manifestado respecto al PP. Nos opusimos a que ingresara en la Intemacional Democristiana, aunque no pudimos evitarlo. Y la realidad política es que hemos sido aliados del PSOE durante los dos últimos años. En cambio, el diagnóstico del PP desde el día siguiente a las elecciones del 6 de junio de 1993 fue reclamar, por interés partidista, el adelanto de las elecciones.

P. Pero Unió está pidiendo a Pujol que CiU provoque el adelanto de las elecciones legislativas...

R. Desde la reapertura del caso GAL hemos creído que el Gobierno se vería abocado a ocuparse más de hacer frente a este asunto y sus derivaciones que a gobernar. Desaparecía así la causa de nuestro apoyo parlamentario al Gobierno. Porque, propiamente, ya no hay gobernabilidad que mantener.

P. ¿Ha convencido a Pujol para que fuerce el adelanto de las legislativas a este otoño?

R. El portavoz de CiU, Joaquim Molins, dijo a González el 27 de julio en el Congreso de los Diputados que si no podía recuperar la confianza de los ciudadanos debía convocar elecciones. Ahora la pregunta es: ¿ha recuperado el Gobierno esa confianza? Yo creo que no. Al revés, creo que ha aumentado la desconfianza.

P. Lo que le preguntaba es si ha convencido a Pujol.

R. Más allá de la fragilidad de la instrucción del caso GAL, lo cierto es que en el Tribunal Supremo hay un auto judicial que afecta al Gobierno y eso supone un salto cualitativo en la crisis. Nosotros no podíamos tomar una decisión a partir de unas acusaciones de Damborenea. Pero ahora el camino para hacer llegar la legislatura hasta el 31 de diciembre está plagado de minas muy difíciles de sortear. Aunque quisiéramos, quizá no podríamos recorrerlo.

P. Insisto...

R. No hay una posición de Unió y otra de Pujol sobre el calendario, tanto en Unió como en Convergència hay opiniones distintas sobre eso. Pujol se mostraba partidario de mantener el calendario electoral, pero ahora hemos de reunimos y decidir qué hacemos. Lo haremos en la semana del 11 al 17 de septiembre.

P. ¿Usted cree que González es responsable del caso GAL?

R. Yo no soy nadie para hablar de responsabilidad penal. Por lo que conozco, no la tiene. Pero eso no tiene mucho valor, porque lo que cuenta es la responsabilidad política.

P. ¿Y no tiene responsabilidad política en este caso?

R. Creo que las responsabilidades políticas están en el Ministerio del Interior. Es una vergüenza que el señor Barrionuevo, que sí está implicado en este asunto, continúe como si nada. Y creo también que debemos acostumbrarnos a que la responsabilidad política de un ministro no arrastre necesariamente la del presidente del Gobierno.

P. Pero antes decía que González debe convocar elecciones. ¿Quiere o no quiere que dimita?

R. Lo que sucede es que la acumulación de escándalos el caso GAL han provocado una tan gran desconfianza pública en el Gobierno que sólo tiene salida convocando elecciones.

P. ¿Quién será el número dos de Jordi Pujol en las próximas elecciones autonómicas?

R. Es una plaza que le corresponde a Convergència, y veo que Pujol no lo tiene decidido. No la reivindicamos.

P. ¿Usted es el sucesor de Pujol?

R. No tiene sentido hablar de eso. Es un asunto recurrente. Pero se habla de él y lo cierto es que, como suele pasar en este tipo de situaciones, los que pueden verse implicados han de actuar con mucho tiento. No fuera que acabara perjudicándonos tanto si viene a cuento como si no. Por lo tanto, no hablo de eso.

P. ¿Con quién pactará CiU si pierde la mayoría absoluta en el Parlamento catalán?

R. Trabajamos con la hipótesis de que podemos renovar la mayoría absoluta.

P. Pero todo indica que va a haber un crecimiento del PP que podría convertirlo en necesario para mantener la mayoría de derecha. ¿Pactarían con el PP?

R. Hablar de alianzas puede dar a entender que no confiamos en ganar, y no es así. Dicho esto, el partido más alejado de nuestras posiciones es el PP. Un Gobierno de CiU encontraría más facilidades para el acuerdo en cuestiones autonómicas con ERC, IC y el PSC que con el PP.

P. Pues con quien comparte grupo Unió en el Parlamento Europeo es con el PP, así que no deben de ser tantas las diferencias.

R. Nuestras discrepancias con el PP sobre la participación de las regiones en la construcción de Europa son constantes. Si hubiéramos de entrar en un política de acuerdos sería porque al PP le resultara necesario no a CiU, no lo dude. Y tendrían que cambiar su política sobre Cataluña

P. ¿Qué tendrían que cambiar?

R. El PP ha estado hurgando durante los dos últimos años, por interés partidista en dos asuntos que para nosotro son capitales: la lengua y la solidaridad. En el de la lengua, con e ánimo de crear un problema allí donde no lo hay y poniendo en peligro la convivencia civil en Cataluña. Y en el de la solidaridad creando en el resto de España la sensación de que se producía un enriquecimiento de Cataluña en detrimento de las demás comunidades autónomas, cosa que no responde a la realidad. O sea que si el PP necesita algún día un acuerdo con nosotros, primero tendrá que rectificar.