Aznar se muestra convencido de su victoria y pide una alternancia ordenada y tranquila
José María Aznar abogó ayer por una "alternancia ordenada y tranquila". El líder del Partido Popular parece convencido de la proximidad de unas elecciones en las que el PSOE pierda el poder. Ante esa expectativa, Aznar, en una cena pública en Quintanilla de Onésimo, localidad vallisoletana donde antes veraneaba, dijo que el PP no desea "partir de cero", sino "aprovechar los esfuerzos y las aportaciones positivas para ganar el futuro del país".
José María Aznar convencido de que el PP afronta la recta final para llegar al Gobierno de la nación, abogó anoche por "una alternancia ordenada y tranquila", y aseguró que el PP no va a hacer "populismo barato ni demagogia barata". Fueron dos de los compromisos con que encabezó unas líneas generales, y genéricas, de la actitud del PP ante la expectativa de tener pronto, que gobernar y que definió como el espíritu de Valladolid. El líder popular afirmó que removerá desde el Gobierno todos los obstáculos de tipo fiscal, administrativo y económico que dificultan la creación de empleo.Al término de una cena con cerca de 300 militantes y simpatizantes del PP en un restaurante próximo a Quintanilla de Onésimo, Aznar hizo un discurso político propio de quien siente que toca ya el poder con la punta de los dedos. Porque esta legislatura, llena de frustraciones y escándalos, según él, se encuentra en una etapa final especialmente delicada, ya que " la preeminencia de la sinrazón sobre el sentido común debilita la nación, diluye a confianza de los ciudadanos debilita la confianza en las propias instituciones democráticas".
Frente a este panorama, Aznar dibujó al PP como un partido que por su unidad, cohesión y respaldo electoral ha dejado de ser una fuerza que aspira a gobernar y se ha convertido en su opinión, en una garantía para la cohesión y estabilidad de España y de la propia democracia.
Tras advertir que él no está dispuesto a administrar el desanimo general, sino a levantar el ánimo de nuestro país", se comprometió a aprovechar esfuerzos ya realizados y a no partir de cero en la labor innovadora y reformista con la que quiere identificar al PP. Aznar, en ese papel de tranquilizar a quienes tengan dudas sobre el talante del PP en el Gobierno, se mostró partidario de "no dramatizar las diferencias" y de sacar todo el partido de el papel integrador de un político.
El presidente del PP aludió críticamente a Jordi Pujol, aunque evitó mencionarle. "España es un país pluricultural y plurilingüe", dijo. "No considerámos las diferencias como privilegios, y deseamos que esa pluralidad se reconozca por quienes en ocasiones las reclaman para sí y las niegan a los demás en los territorios donde gobiernan".
Aznar afirmó que el PP no va a prestarse a ninguna manipulación disgregadora. "Es imprescindible culminar el desarrollo estatutario, apostar por el fortalecimiento de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, y respetar las singularidades propias de cada autonomía" dijo. "No obstante, un Estado fuerte es el instrumento básico de convivencia y la mejor garantía de futuro al servicio de todos", añadió Aznar.
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