LA MODESTIA DE VANESSA
Festival Internacional de Santander, en su 44ª edición, se clausura el jueves próximo con el concierto de la Orquesta sinfónica de la Radio Bávara, dirigida por Loring Maazel y música de Weber Strauss y Bartok. La crónica de las representaciones artísticas recoge este año el paso de una actriz mundialmente famosa y admirada, Vanessa Redgrave, que intervino durante tres noches consecutivas ante unos 2.000 espectadores en su papel de Cleopatra de la tragedia shakespeariana. Ningún otro artista ha dejado en la larga historia del festival pruebas de hallarse tan lejos de los lauros y la pleitesía. El director del FIS, José Luis Ocejo, entendió pronto que la Redgrave no aparentaba una fingida modestia desde el momento en que rehusó el Mercedes con conductor que se había puesto a su disposición para moverse por Santander y trasladarse del hotel a los ensayos. Luego le rogó que desistiera de su intención de alojarla en el más aristocrático hotel de la ciudad, mientras las 27 personas que integran su compañía descansaban en otro de tres estrellas, el que habían encargado desde Londres. El día que compareció ante los informadores éstos se vieron sorprendidos de que la eximia intérprete de Shakespeare se hiciese acompañar por numerosos miembros de su agrupación a fin de que participaran en la entrevista y pudieran salir en la foto. La dirección del FIS sólo escuchó, durante los cuatro días que el Moving Theatre permaneció en Santaner, una súplica de su directora: las señas de un restaurante típico para, después de la representación, cenar con su compañía 3.000 pesetas el cubierto, pagado a escote por cada uno. La actriz, que acaba de terminar junto a Tom Cruise el rodaje de Misión imposible, calificó a aquél de "tío maravilloso", aunque rehusó referirse a su papel en el thriller so pretexto de que no se estrenará antes de fin de año. Redgrave se llevó de Santander la impresión de que en España se cuida a los actores mejor que en su país. Al público que la ovacionó en el Palacio de Festivales lo encontró muy receptivo, silencioso y atento durante la representación. Volvió, sin duda, a Londres encantada-
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