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Sexo a la intemperie

La policía detuvo sobre las 10.30 de la noche del jueves a una pareja que hacía el amor sobre un banco de la calle de Méndez Álvaro esquina a General Lacy. Cuando la policía llegó al lugar, avisada por transeúntes indignados por la escena, Enrique S. R., de 28 años, y Araceli R. M., de 30, estaban desnudos de cintura hacia abajo sobre un banco público situado frente a una de las salidas del AVE en la estación de Atocha.Fueron detenidos y conducidos a una comisaría de policía. Enrique se enojó y pidió a los agentes que le aplicasen inmediatamente el habeas corpus, procedimiento jurídico que obliga a la policía a conducirle sin dilación ante el juez de guardia para que éste dictamine sobre la legalidad de la detención.

El juez dijo que se ajustaba a derecho y que prosiguieran las diligencias. La policía escudriñó en sus archivos y vio que Enrique tiene antecedentes por tráfico de drogas; su compañera, en cambio, estaba limpia, aunque a partir de ahora llevará sobre sus espaldas una detención por exhibicionismo.

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El exhibicionismo cuesta 100.000 pesetas si el ofendido es adulto

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Exhibicionismo. Así define el Código Penal lo que hacían Enrique y Araceli sobre un banco de la calle de Méndez Álvaro. Si el ofendido -en este caso el transeúnte que pasa por la calle y avisa a la policía- es mayor de edad, el Código Penal castiga el exhibicionismo con una multa que oscila entre 100.000 pesetas y un millón. Si es menor, la pena puede ser incluso de cárcel.

No muy lejos de este lugar, en el Museo del Ferrocarril, dos guardias jurados detuvieron hace unos meses a otra pareja, que hacía el amor sobre una vía muerta del museo. Unos vigilantes se acercaron a ellos -guardando una prudente distancia- y les pidieron que se marcharan de allí, argumentando que no era el lugar más adecuado para hacer el amor; seguidamente, los vigilantes se apartaron del lugar para que se pudieran vestir con una mínima intimidad.

Pero el asunto se lió y terminó, como en esta ocasión, en una comisaría. Un cuarto de hora después del aviso, volvieron al lugar y, no sin asombro, vieron que ambos chicos seguían practicando el sexo sobre la vía, sin inmutarse, y con insistencia.

La pareja, airada, indico que aquello era un lugar público y que nadie les podía prohibir estar allí. Discutieron y terminaron todos en comisaría.

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