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AL CAER LA TARDE

Confúndanse público y actores

Una obra de William Shakespeare en los Veranos de la Villa permite a los espectadores disfrazarse

Corsarios, capitanes de navío, eremitas y emires son testigos de cómo Catalina, la protagonista de La fierecilla domada de Shakespeare, se somete al yugo conyugal. También Hamlet, Romeo y Julieta y otros personajes del reconocido autor presencian la doma de la rebelde y chillona mujer sin mover un dedo. Este revoltijo de seres se da cita todas las noches en La Muralla Árabe, donde hasta el 26 de agosto se presenta un recorrido por la obra del dramaturgo británico William Shakespeare.Algunos de estos personajes son los actores que trabajan en la representación. Otros forman parte del público, que tiene la posibilidad de coger prestado un disfraz mientras dura la obra.

Además de vestirse de lo que uno no es o de lo que quisiera ser, el espectador puede cenar en unas mesas de tijera, acudir a una pitonisa para que le lea el futuro o comprar un tiesto o unos pendientes en un mercadillo artesano.

El recorrido pretende recrear el siglo XVI en el escenario, con las andanzas de la fierecilla domada, y en el patio de butacas, con los ropajes que puede vestir el público, los puestos esotéricos y los ceramistas ataviados como hace siglos. Para que no queden dudas y el respetable sepa que la jornada se dedica al autor británico, algunos de sus famosos personajes como Enrique V y Otelo recorren el recinto interpretándose a sí mismos.

El rincón donde se almacenan los disfraces listos para su uso es uno de los más concurridos. Los espectadores entran vestidos de paisano y salen convertidos en cualquier otra cosa. Algunas metamorfosis provocan la hilaridad de los acompañantes. "Pero ¿dónde vas así?, si pareces un fantoche", le espeta una joven a su amigo, ataviado con una chilaba. Un hombre intenta probarse una guerrera, pero comprueba que no consigue ponerse ni siquiera las mangas.

No todo el mundo cambia de atuendo por dar rienda suelta a la fantasía. El fresco de finales de agosto también ayuda al improvisado carnaval. "A ver si encontramos una túnica, porque con esta brisilla tan fría no hay quien pare", comenta un grupo de amigas. Algunos presencian el espectáculo en las gradas y otros cenando en unas mesas de cervecera. Como en un festín medieval, los camareros pasan cargados de bandejas con platos de calamares a la romana, cervezas y tortilla de patatas.

Mientras Luis Perezagua, Emma Ozores y Luis Varela representan al criado Tranio, a la díscola Catalina y al buscavidas de Petrucho, algunos miembros del público acuden a que les echen el tarot marsellés. Las mayores risas se producen con los dejes y muletillas introducidas en el texto de la obra.

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La representación, dirigida por Antonio Girau, pretende ser un homenaje, de Madrid a Europa con motivo de la presidencia comunitaria española.

Durante el descanso, parte de los actores convocan al público al verano de una noche sin sueno: un concurso en torno a la figura de Shakespeare.

"¿Quién me dice dos obras de Shakespeare", pregunta uno de los personajes del bosque a la concurrencia. Cuando sale en busca de alguien que responda, entre los espectadores se produce un movimiento reflejo de retroceso. El miedo escénico deja mudos a unos cuantos delante del micrófono.

Otros capean como pueden el atrevimiento de los personajes del sueño. "Vale, has acertado, y te toca una invitación a una caña de cerveza, pero la tienes que coger con los dientes", espeta una de las ninfas al agraciado, que, incisivos en ristre, procede a obedecer. Es el único que recordó lo que dijo Hamlet aferrado a una calavera.

La fierecilla domada, de William Shakespeare. Hasta el 26 de agosto, a las 22.30. Recinto abierto desde las 21.30. Veranos de la Villa. Parque del Emir Mohamed I. Cuesta de la Vega, s/n. Precio único: 1.800 pesetas.

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