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Pozos de sal

El subsuelo de la huerta murciana es taladrado cada día con mas y mas pozos para luchar contra la falta de lluvia. Se calcula que durante esta larga sequía se han abierto legalmente 1.300 nuevos, a los que hay que sumar los no autorizados.Pero lejos de traer alivio a la tierra reseca este agua puede suponer su ruina definitiva. El agua del pozo "es como el cáncer para la tierra", asegura Manolo García, El Colorado, un regante de Archena. Es agua mala, "pura sal", y cuanto más riegas más se secan los árboles. Y, lo que es peor, estropea la tierra para muchos años. Los murcianos llevan demasiado tiempo explotando las aguas subterráneas, por lo que el grado de salinidad del líquido que arrancan a la tierra es cada vez mayor.

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La segunda guerra del agua

El Colorado tiene 28 tahúllas (unas tres hectáreas) que producen uva de mesa de calidad para exportar a los mercados de la Unión Europea. El año pasado pidió un crédito de cinco millones de pesetas para construir una balsa de agua. Sin saberlo la llenó de agua mala, con alto contenido en sal, y empezó a regar. Cuanto más regaba más se secaban sus viñas.

Ya ha tenido que arrancar varias de sus cepas, y la uva que producía para mesa ya no vale más que para vino. La historia que cuenta El Media Vida, su vecino, es similar. El agua terminó de matar sus melocotoneros. Los ha tenido que arrancar, y donde creció un árbol de éstos ya no vuelven a nacer más.

El comisario de Aguas, Francisco Cabezas, no puede más que lamentarse al ver cómo los huertanos están matando sus tierras, sin querer, practicando la maldición de regar con sal sobre sus propios campos. "¿Se acuerda usted de Babilonia?, el fin de su imperio se produjo porque sus campos se llenaron de sal".

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