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Entrevista:

"A Madrid se le está agriando el carácter"

José Antonio Gimbernat, madrileño de 58 años, acude a la Complutense de verano para repasar las garantías y vulneraciones de los derechos humanos. Asegura que Madrid sigue siendo cordial con los que llegan, siempre que no tengan demasiado oscura la piel. Por culpa de esos jóvenes cabezas rapadas, que campan por las grandes urbes predicando a golpes su abyecta teoría de la higiene racial, cunden las quejas en la asociación que preside Gimbernat: Asociación pro Derechos Humanos de España.Pregunta. ¿Es Madrid una ciudad racista?

Respuesta. Yo distinguiría entre racismo y xenofobia. El racismo tiene un planteamiento teórico y una formación política. En Madrid hay odio al extranjero, xenofobia, don brotes racistas. Mucha culpa es de la Administración por no elaborar una política de integración adecuada y haber extendido la idea de que vienen a quitarnos puestos de trabajo. Madrid tiene miedo al emigrante porque en muchos aspectos su situación es precaria.

P. ¿Por ejemplo?

R. El paro alcanza al 45% de los jóvenes, no es fácil acceder a unas viviendas ni a otros logros sociales. Son derechos humanos y constitucionales. Y se están violando. Los derechos humanos son muy exigentes.

P. ¿Madrid es una ciudad frágil en ese terreno?

R. Todas las grandes, ciudades lo son. Además de las deficiencias indicadas están las detenciones indiscriminadas, la situación de las cárceles, los gitanos. La inseguridad ciudadana es propia de las grandes urbes.

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P. Describa las principales denuncias que remiten los madrileños.

R. Últimamente, al menos dos veces al día, alguien se persona pidiendo trabajo y soluciones al eterno problema del realojo de la población marginal. Las ciudades convierten al emigrante en un ser excluido.

P. ¿Y cuál es su respuesta?

R. Nosotros no somos el Defensor del Pueblo. La asociación trabaja más en la elaboración de informes, orientar, difundir y vigilar. Alguna vez, como en el caso del asesinato de Lucrecia Pérez o el del nigeriano Samuel Chiabuto, ejercimos la acción popular.

P. ¿Piensan en alguna iniciativa en el caso de los cabezas rapadas?

R. Ya enviarnos por escrito a los grupos parlamentarios la petición de considerar el racismo como delito, y así se incluye en el Código Penal.

P. ¿Les preocupa su escasa edad?

R. Los jóvenes pueden tener una tremenda agresividad. No les disculpo, pero detrás de todo delito puede haber problemas sociales. En Madrid seguimos siendo muy felices, aunque con el carácter cada vez más agrio.

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