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La 'catedral del bakalao' rompe su clausura

Jan Martínez Ahrens

La catedral del bakalao rompió ayer su clausura. El edificio que alberga la precintada discoteca Attica abrió las puertas de sus dos terrazas -donde se ubica la taquería Pancho Villa- para celebrar una fiesta secreta que arremolinó al borde de la N-II a 200 coches y sometió a una frenética picana musical a cerca de un millar de jóvenes.La celebración, que trató de conjurar las prohibiciones oficiales con unas invitaciones en las que figura el lema "no se lo digas a nadie", se inició a las seis de la mañana y no se extinguió hasta las tres de la tarde. De poco sirvió la irrupción a las 10.30, en plena euforia bakaladera, de tres coches patrulla y un furgón de atestados de la Policía Municipal de Madrid. El jolgorio continuó mientras los agentes pululaban por este local, ante cuyas puertas agonizó el 4 de junio, tras tomar drogas, un joven que acababa de asistir a una fiesta en un local ilegal: el edificio se levanta en terreno no urbanizable y su discoteca carece de licencia de actividad.

La inspección policial cristalizó, según un portavoz, oficial, en una denuncia, la tercera en menos de un año, por el supuesto levantamiento ilegal del precinto. Una imputación negada por los dueños de la sala, quienes insistieron en que la zona que abrió ayer posee licencia de actividad. "La discoteca, situada en los bajos, permanece cerrada, y sólo hemos empleado las terrazas de la taquería", afirmaron los propietarios, sin dar importancia al hecho de que en las entradas -2.000 pesetas- sólo figura el nombre de, la discoteca, Attica. "Por ahorrar papel", arguyeron los dueños, quienes tras la muerte del joven fueron detenidos por supuesta imprudencia temeraria y desobediencia.

Un millar de jóvenes acudieron al 'templo del bakalao'

La primera orden de precinto de la discoteca Attica, situada en el límite de Madrid con Coslada y San Fernando, fue dictada en octubre de 1994 por el Ayuntamiento de la capital.La orden municipal dejó fuera de juego uno de los epicentros de la ruta del bakalao, el itinerario que miles de jóvenes siguen el fin de semana por diferentes locales en busca de un mismo tipo de música de baile, tremendamente repetitiva y sintetizada. Un recorrido que continúa, e incluso se inicia, tras los destellos del alba y no termina hasta pasado el mediodía.

Este éxito de Attica propició la apertura de un establecimiento similar en Torrejón de Ardoz -que acabó clausurado en noviembre de 1994- y en la vulneración del precinto municipal en junio pasado. En aquella ocasión, los dueños, también con el reclamo de una fiesta secreta, emplearon los locales de la taquería -en la parte superior- y de la discoteca -prohibidos-.

Ayer, sólo se abrió el restaurante. Y, pese a que nadie comió, el lleno fue absoluto. Cuatro pinchadiscos, bajo un sol de terraza que anulaba los colorines del neón, se afanaron en hacer saltar a un millar de jóvenes de ojos rojos y camiseta ajustada. "¿Que las flestás son secretas? Pero si todo el mundo lo sabe, se anuncian en los baretos", comentaba Pedro, de 19 años, acodado en una barra. Sus amigos parecían felices de botar al unísono. Ninguno hablaba. Slimplemente se dejaban batir por la música. "¿Y qué coño importa que sea ilegal la fiesta? ¿Eso quién lo dice? ¿Los maderos? Yo vivo la fiesta tío, hu, hu, y me llaman Tomayuyu...", contestó un giratorio joven antes de perderse por la pista.

"Mira, hay espectáculos más peligrosos, como el boxeo y los toros, donde la muerte está organizada. Incluso la Gran Vía y sus terrazas son más peligrosas y hay más accidentes. Esto es una forma de vida y de bailar house progresivo, una filosofía como la de los Rolling Stones", resumió uno de los dueños, Alejandro Conde, de 33 años. A su lado, a menos de un metro, un policía municipal registraba a un cliente. La denuncia por el supuesto levantamiento del precinto fue presentada en la comisaría de Chamartín.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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