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El nuevo reto de Induráin

El quíntuple ganador de] Tour planea atacar el récord de la hora y el Mundial

Carlos Arribas

Ningún ciclista español ha ganado nunca el Mundial absoluto. Ningún corredor del mundo, ni siquiera Eddy Merckx, ha batido nunca el récord de la hora vistiendo el maillot arco iris. Miguel Induráin y su entorno andan estos días dándole vueltas a la idea de afrontar este doble desafío histórico el próximo mes de octubre. De lograrlo, el navarro ganador de cinco Tours se coronaría, casi sin discusión, como el mejor ciclista de todos los tiempos. Induráin, sin embargo, debe superar un escollo: las presiones, que llegan incluso desde el Consejo Superior de Deportes, para disputar la Vuelta, que comienza el 2 de septiembre y que es incompatible con el objetivo histórico. El ciclista también está ilusionado con ganar alguna vez la ronda española, pero está valorando la conjunción este año de dos circunstancias ideales e irrepetibles: el duro circuito del Mundial de Colombia le viene como anillo al dedo y está situado en Duitama, a más de 2.000 metros de altura. Induráin hará pública y oficial su decisión este fin de semana, aunque el martes declaró a una radio colombiana que le "encantaría disputar el Mundial". "Se matarían dos pájaros de un tiro", se afirma en su equipo. "Por sus problemas aerodinámicos, la única posibilidad física de que Induráin pudiera superar los 55,291 kilómetros de Tony Rominger sería que lo intentara en altura, donde la densidad del aire es menor y ofrece menos resistencia al cuerpo. El trabajo de adaptación a la altura, un entorno totalmente desconocido para Induráin y que es la gran incógnita, que debería realizar para disputar el Mundial lo aprovecharía perfectamente para intentar el récord de la hora a continuación. "Se vería cómo se adapta a la altitud, y si va bien, disputaría el Mundial, y luego afrontaría el récord de la hora". Induráin nunca se ha entrenado ni competido al máximo nivel en altitud. La respuesta de su cuerpo al menor contenido en oxíleno del aire es una incógnita. Para resolverla con las mayores garantías, el corredor necesitaría concentrarse en altitud al menos desde tres semanas antes del MunIdial, que se disputa el domingo 8 de octubre. O sea, debería -viajar, como muy tarde, el 17 de septiembre. La Vuelta termina el 24. Su disputa es incompatible con el plan. Induráin siempre ha declarado que si corre la Vuelta es para intentar ganarla.

El estado físico de Induráin después de su quinto Tour consecutivo es calificado de "normal" por su equipo de seguimiento. Ni está enfermo como después de otros Tours ni está que se sale como han difundido algunas fuentes y como podrían dar a entender sus victorias en los critérium de Moscú y Crans Montana. Eso significa que si decidiera participar en la Vuelta con posibilidades de victoria debería someterse a un plan intensivo y sacrificado durante el mes de agosto para volver al alcanzar su pico de forma. Se le plantea el mismo problema que si hubiera decidido participar en el Giro antes del Tour. Esa idea se deshechó por impracticable- no se veía posible mantener un gran estado de forma durante todo el mes de junio- y se sustituyó por una calendario alternativo, la Dauphilné Libéré y la Midi Libre, inferior en intensidad, pero prácticamente igual en cantidad de kilómetros. Induráin ha terminado el Tour con los mismos kilómetros en sus piernas que otros años, en los que nunca ha tenido que afrontar una competición de tres semanas con posterioridad.

La ilusión por el Mundial no es sólo de Induráin. El seleccionador nacional, José Grande, la comparte. "Induráin sería el líder ideal del equipo español", dice Grande. "El circuito, muy duro, le va perfectamente. Miguel se acopla a cualquier terreno, pero en Colombia es donde puede marcar la diferencia mejor. Es un terreno de mucho repecho. Miguel podría dejar tirados a todos en las dos últimas subidas. Todo el equipo trabajaría para él". Grande, cuya máxima ambición es dirigir a un corredor que gane el Mundial, opina que Induráin debería plantearse ganar el campeonato. "Todos los grandes históricos tienen algún 'maillot' arcoiris en su haber". Sin embargo, el seleccionador, no ve incompatible este objetivo con la disputa de la Vuelta. "Nuestra expenencia en Colorado y los estudios que tenemos dictan, en efecto, que el tiempo ideal de adaptación a la altura es de tres semanas, pero nunca se sabe. Hay corredores que en una semana se adaptan perfectamente".

Un regalo de los dioses

A Miguel Induráin le reprochan los históricos no haber ganado nunca una gran clásica. "Su palmarés es imperfecto", dicen. El Mundial es la clásica de las clásicas. Es la suma de la Milán-San Remo, la Lieja-Bastoña-Lieja y la Vuelta a Lombardía. Un triunfo en el Mundial se recuerda todo un año de manera directa: el ganador es el único que tiene derecho a lucir el maillot arco iris. El mayor reconocimiento simbólico de que es el mejor del mundo. Induráin está, quizás, ante su mejor oportunidad de conseguirlo, un momento único en su vida.Induráin alcanzó un puesto entre los grandes de la historia del ciclismo al ganar su quinto Tour consecutivo. Poder vestir el maillot arco iris y batir a continuación el récord de la hora sería, según los expertos, remachar esa condición ante los críticos.

El Mundial vive horas de crisis. La llamada maldición del arco iris parece que funciona. Los últimos ganadores -desde el desconocido belga Rudy Dhaenens (1990) hasta el francés Luc Leblanc (1994), pasando por el misterioso italiano Gianni Bugno (1991 y 1992) y el fogoso norteamiericano Lance Armstrong (1993)- sólo han tenido años malos desde que triunfaron en el Mundial.

La victoria de Induráin, si llegara, sería interpretada no como una broma cruel del destino, como la que les jugó a los malditos, sino, como un reconocimiento de que es el mejor.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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