Menudencia
Vaya veranito. No me agobia el calor, sino el horror. Las atrocidades mayúsculas en las que estamos hundidos hasta las cejas. Lo de Bosnia, de lo que no quiero ni acordarme (aunque debo hacerlo).- Y lo de casa, de lo que no puedo olvidarme (aunque quisiera). Damborenea poniendo palabras a lo que siempre hemos sospechado: Y los socialistas diciendo muy nerviosos que eso hay que probarlo. Perdonen ustedes, pero a estas alturas quien tiene que probar su inocencia es el Gobierno, porque el cúmulo de indicios incriminatorios es tan monumental (todos esos de tenidos que eran funcionarios o altos cargos socialistas, que el Gobierno les considerara poco menos que. héroes hasta que comen zaron a cantar, las declaraciones coincidentes y detalladas de los canta rines, las amorosas visitas a la cárcel los pagos de fianzas, las atenciones a las esposas, los cheques de fondos reservados y demás etcéteras) que estoy segura de que hay muchos manguis en prisión conde nados por menores evidencias.Pero entre tanto horror colosal hay también horrores menudos, cotidianos. Como esa reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga que no considera delito la agresión sexual de un policía (Francisco Martín Taboada) que abusó de dos inmigrantes ilegales de veintitantos años, una 'brasileña y una marroquí. Según la denuncia de las chicas, el policía manoseó a una tocándole muslos, caderas y pechos, y a la otra la desnudó y eyaculó encima; pero la Audiencia considera que esto no es un delito, sino una simple falta, porque el agresor "no obtuvo el resultado apetecido". Puede que los otros horrores sean tan complejos y tan grandes que su solución no resulte fácil, pero por lo menos esta pequeña atrocidad debería poder ser enmendada. Por favor: que las instancias judiciales superiores hagan algo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.