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Entrevista:

"Madrid siempre me huele a calor"

De las dos aficiones de su padre, el sabio periodista taurino William Lyon, de origen norteamericano, Santiago optó por el lado terrible del oficio que a priori parecía más tranquilo, la fotografía de guerra. Nació en Madrid hace 29 años y lleva en el nombre un homenaje al Viti. El pasado 2 de julio dos morteros explotaban junto al cuartel de la ONU en Sarajevo, a 20 metros del fotógrafo. Una faena en la que Santi se arrimó demasiado. Evacuada la esquirla de su pierna, tres días después, también él era evacuado en avión tras decidir sin titubeos dónde aterrizar: en la base de Getafe. Pegado a su muleta, disfruta de Madrid, de sus amigos y de una cerveza fría en el barrio de Lavapiés, donde, en lengua árabe, regatea con un chaval marroquí el precio de un ventilador.

Pregunta. ¿Cómo se sintió al llegar a Madrid?

Respuesta. Muy bien, enseguida note ese olor tan especial que tiene esta ciudad. No sé por qué pero Madrid siempre me huele a calor. Aquí nací y aquí viven mis mejores amigos. Pensé que era el sitio ideal para recuperarme y divertirme.

P. Pero no podrá moverse mucho.

R. Paso mucho tiempo en casa, aunque salgo todas las tardes a tomarme una cerveza y cojear por estas calles que conozco muy bien. A partir de septiembre me quedo a vivir, y viajaré una vez que organice la oficina de la agencia, Associated Press. Puede que vuelva a Bosnia para seguir contando al mundo lo que pasa, y siempre con la esperanza de que la situación mejore.

P. ¿En qué zona de Madrid piensa vivir?

R. En ésta, por ejemplo [Lavapiés]. Cerca del Rastro, Malasaña o la plaza de Santa Ana. Quiero un barrio con mucho carácter y un buen par de cañas en la esquina más cercana.

P. Después de Irlanda, México y El Cairo, ¿por qué vivir en Madrid?

R. Porque en el Tercer Mundo echo en falta la cultura europea con la que he crecido. Buen cine, buena música, buenas librerías. Madrid tiene todo eso y la gente practica un trato digno y correcto.

P. A pesar de la agresiva intolerancia de grupos como los cabezas rapadas.

R. Es el lado oscuro de la ciudad. Es como si la derecha hubiera desaparecido después de la transición y el posterior triunfo del PSOE, y ahora resurge. Tengo amigos bien informados y aseguran que el fenómeno es más siniestro de lo que parece. Es fascismo, igual que en Bosnia, donde se ha llevado al extremo.

P. ¿Qué recuerdos de Madrid tiene fotografiados?

R. El traslado de los leones de las Cortes para su limpieza, porque de pequeñito me impresionaba mucho verlos allí tan grandes y tan fuertes. Hice mucho fútbol. Luego me dediqué a las manifestaciones estudiantiles, y ahí fue donde descubrí que podía funcionar muy bien como fotógrafo entre broncas y problemas.

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