_
_
_
_

Mandarín en Colmenar

Una quincena de alumnos sigue clases de chino en la localidad ganadera

Leche, carne, pieles. Y también clases de chino. Colmenar Viejo (27.172 habitantes), famoso por los tres primeros productos, debuta este verano como escenario de cursos de mandarín.Es una iniciativa privada, a cargo de un experto en la lengua sabia de China: Eugenio Llorente. Este profesor salmantino de 49 años, que también lo es de inglés, ha traspasado la academia donde impartía la lengua de Shakespeare para irse con armas y bagajes a la de Confucio.

Una quincena de alumnos le secunda en la aventura durante una hora diaria. Para ello, algunos recorren 30 kilómetros desde Madrid. ¿Las claves del interés? "China está de moda. Es un país emergente y su lengua tiene un gran futuro: suma 1.200 millones de hablantes, el doble que el inglés", sostiene Llorente.

"Ni jao" (hola), saluda el primer alumno. Es Miguel. A los 17 años ha terminado sus estudios y busca el primer empleo. "Aprendo chino porque me interesa Oriente, y porque es un país de mucho futuro", señala.

"Ni jao". El siguiente saludo corre a cargo de Mari Cruz, una secretaria que llega sudorosa desde Madrid. El esfuerzo le merece la pena: "Saber chino me parece importante para el futuro. Lo que me acabó de convencer fue el simbolismo de su escritura".

La escritura, ideográfica, también fue el gancho que hizo aterrizar a Llorente en los pictogramas hace 15 años, cuando ya llevaba cinco como profesor de inglés (actividad que aún mantiene fuera de su academia).

Ahora, este autodidacto está convencido de que "todos los idiomas son iguales, porque, son instrumentos". De la comparación entre chino e inglés resuelve que "se estudian parecido". La gran diferencia es, al tiempo, el gran atractivo: los símbolos. La escritura china dibuja las palabras (pictogramas), en lugar de desmenuzarlas en grafías correspondientes a los sonidos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"En definitiva, la lengua inglesa es un fracaso en la escritura, y resulta mucho más difícil que el chino, Porque cada cosa se pronuncia de una manera. En cambio, el chino no engaña", asegura el profesor. Amén de estas ventajas, apunta una más: "La escritura china es un buen medio para luchar contra la dislexia [incapacidad parcial para leer compren diendo lo que se lee]" Los pictogramas como terapia.

Comienza la clase. Videos y cintas, como para aprender cualquier idioma. La diferencia: en la pizarra y las hojas, símbolos caligráficos. "Yi", "ar", "san" (uno, dos, tres)..., los alumnos canturrean los números.Clases de chino. Zurbarán, 10. Colmenar Viejo. 15.000 pesetas el curso de verano. Información en el 845 4166.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_