CiU conoce la decisión del jefe del Ejecutivo de no presentarse

Los nacionalistas catalanes aseguran que desde hace dos semanas tienen la certeza de que Felipe González no será el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones legislativas. Es más, dan a entender que el asunto fue colateralmente tratado en la reunión que el jefe del Ejecutivo mantuvo el jueves de la pasada semana con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.Según las fuentes informantes, los nacionalistas catalanes tienen garantizado el compromiso de que las elecciones generales van a celebrarse en torno a marzo, y siempre antes de Semana Santa. La posibilidad de que González decida prolongar un par de meses más la legislatura para que el candidato del PSOE tenga algunas semanas, antes de que empiece formalmente la campaña, para presentarse ante la opinión pública como el nuevo aspirante a la presidencia del Gobierno, está descartada.

Los interlocutores nacionalistas afirman que no habría especial problema en conceder esta prórroga si fuera demandada. Pero tal posibilidad expresada a este periódico el pasado fin de semana se debilitaba ayer un tanto por el peso incómodo que sienten los nacionalistas por los nuevos acontecimientos en torno al caso GAL. La sucesión de informaciones sobre este asunto hace pensar ahora a CiU que incluso será difícil llegar a marzo.

Mientras los asuntos de tribunales que afectan a ex altos cargos del Ministerio del Interior siguen su curso, los dirigentes socialistas trabajan en la idea que les ha transmitido González. La sucesión se ha convertido en un secreto a voces y ya son muchos a quienes el líder socialista se lo ha comentado. La noticia ha corrido por toda la organización.

En principio González no ha hablado con el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, sino con quienes en estos momentos se consideran de su máxima confianza. González les ha pedido, según las fuentes del PSOE consultadas, que procuren no presionarle para que no arroje la toalla, ya que su decisión es firme. La incredulidad, no obstante, todavía es mayoritaria en las filas socialistas.