Un arqueólogo submarino quiere recuperar galeones españoles enteros hundidos en las islas Azores

El arqueólogo submarino estadounidense Robert Marx planea utilizar la más avanzada tecnología para recuperar de las aguas, galeones españoles que yacen enteros en el fondo del Atlántico, alrededor de las islas Azores. El arqueólogo de 61 años, que ha dedicado la mayor parte de su vida a buscar antiguos naufragios en todos los mares, se centrará ahora en esa zona donde considera que hay unos 2.000 barcos hundidos. Una nueva ley portuguesa que autoriza la exploración y recuperación de tesoros en los fondos parinos de su país, es la oportunidad de realizar el sueño de su vida.Max afirma que ha obtenido datos de reconocimiento con sonar, realizados por Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, que muestran barcos hundidos alrededor de las Azores, preservados a profundidades de hasta 3.000 metros. Una empresa competidora estadounidense persigue el mismo objetivo que Marx en esa zona.

El arquólogo submarino utilizara técnicas para trabajar a grandes profundidades similares a las usadas en la expedición del Titanic en los años ochenta. Su empresa tiene financiación estadounidense y europea, y buscará los barcos hundidos con submarinos tripulados o guiados desde un barco en superficie. Para reflotar los navíos que encuentre tiene dos opciones: pasar cables bajo la quilla y tirar de ellos hacia la superficie, o inyectar en los buques un líquido especial que endurece al cabo de unas horas y ayuda a reflotarlos.

Si tiene éxito en su empresa, llevará los trofeso a Lisboa donde podrán ser expuestos en grandes tanques llenos de agua.

Marx afirma que se perdieron más tesoros en buques hundidos en las Azores entre el siglo XV y el siglo XIX que en ningún otro lugar del mundo. Los barcos procedentes del Nuevo Mundo iban cargados con oro, plata y piedras preciosas. Algunos fueron sorprendidos por tormentas o por las traicioneras corrientes del Atlántico y otros fueron atacados por piratas.

Marx vió por primera vez un galeón español hundido cerca de las Azores en 1954, estaba a 30 metros de profundidad.