Pujol hace un balance positivo de dos años de apoyo al Gobierno, pero constata dificultades para seguir
"El balance es bueno, pero ¿qué debemos hacer en adelante?". Jordi Pujol, presiden te de la Generalitat, dedicó ayer más de una hora de discurso a demostrar que dos años de colaboración con el Gobierno socialista han valido la pena, pero dejó formalmente en el aire la respuesta a la pregunta sobre el futuro que se hacía a sí mismo con el argumento de que hay que esperar unos días. De todos modos, la conferencia pronunciada por Pujol en el Colegio de Periodistas de Cataluña tenía todo el tono y el contenido de un testamento sobre una etapa ya condenada a fenecer.
Sólo unas horas antes, el comité ejecutivo de Convergència había constatado "las dificultades" para seguir manteniendo la política de colaboración con el Gobierno e invitó a Felipe González a que en su intervención de ayer ante las Cortes diera "las garantías y las concreciones que la situación exige. Esta intervención y las conclusiones que de ella se deriven serán los "elementos decisivos" para que el comité de enlace defina la política de la coalición a nivel parlamentario, según el comunicado final de la reunión. Dirigentes nacionalistas consideraban significativo que González hubiera adelantado este lunes que rechazaría dos de las exigencias de CIU: un presupuesto menos restrictivo y un calendario electoral.
"CiU ha cumplido su parte del contrato" con el PSOE, dijo Pujol durante su conferencia. "Hemos estado siempre a las verdes, pese a la existencia de más obstáculos de los previstos y a las reticencias socialistas", agregó, replicando así al socialista Pasqual Maragall, que la víspera había reclamado de CIU que estuviera "a las verdes y a las maduras". "Todo el mundo ve que hemos llegado a un punto en que se impone una reflexión sobre qué reclama hoy el bien general del país", añadió el presidente catalán.
La decisión sobre el futuro de la colaboración con el Gobierno de González la adoptará formalmente el comité de enlace de Convergència i Unió en su reunión del próximo día 17. Pero debería ocurrir un milagro para que no se cumpla el vaticinio de que ese día se dará por terminada la colaboración "global". Tanto es así queen el comité ejecutivo de CDC del lunes por la noche se reabrió la discusión sobre qué conviene más a CiU: si primero elecciones autonómicas o legislativas.
"Es una pura elucubración, porque no está en nuestras manos disolver las Cortes", señalaron ayer miembros de la ejecutiva nacionalista. "Que nadie piense que vamos a provocar la caída del Gobierno con una decisión radical. No ha sido nunca nuestro estilo", agregaron estas fuentes. Las previsiones de CiU siguen contemplando autonómicas el 19 de noviembre y legislativas anticipadas al primer trimestre de 1996.
Cambios irreversibles
Arropado por los miembros de su Gobierno y por los principales dirigentes de CiU, Pujol hizo un balance muy positivo de dos años de colaboración con el PSOE, especialmente en política económica, de apoyo a la economía productiva: "Los resultados de esta política han sido buenos. Para toda España, pero sobre todo para Cataluña", argumentó el presidente catalán, quien manifestó su convencimiento de que el cambio que se está produciendo en la orientación de la política económica es de fondo e irreversible. "Creo que se puede afirmar que en el campo de la economía productiva nunca se había dado en España un cambio tan claro como el conseguido durante estos últimos dos años", añadió. En el terreno autonómico, el balance resulta "menos brillante" que en política económica, pero, precisó Pujol, no por ello deja de ser bueno, sobre todo si se tiene en cuenta que desde la época de los grandes traspasos, entre 1980 y 1982, ha sido éste el momento en que más se ha avanzado en la obtención de mayor autogobierno. Este avance no se ha traducido en transferencias propiamente dichas. Pujol destacó como más importante la financiación autonómica (15% del IRPF), la financiación de la sanidad, la distribución territorial del Fondo de Cohesión -tres aspectos que han beneficiado a todas las comunidades autónomas-, el modelo policial catalán, la consolidación de la política de normalización lingüística y el contenido autonomista de las nuevas disposiciones legales.
Esta política, agregó Pujol, se ha visto amenazada por dos tipos de hechos "muy graves": la sucesión de escándalos y las campañas anticatalanistas e incluso "anticatalanas". El presidente catalán reconoció que era difícil prever una cascada tan grave de hechos escandalosos, cada uno de los cuales comportó la consiguiente carga de desprestigio contra el Gobierno, 11 y de rebote contra ClU". "Hemos aguantado estoicamente y con una lealtad quizá excesiva", añadió. El peor escándalo ha sido el de las escuchas ilegales del Cesid. "Ni desde el punto de vista de la realpolitik más aberrante podría ser defendido", aseguró.
De las campañas anticatalanistas -que, "objetivamente, se convierten [en campañas] contra Cataluña", precisó- dijo que eran "una vergüenza" y que estaban promovidas por "gente muy irresponsable" con "poco sentido del Estado". De todas formas, advirtió, no serán esas campañas las que harán retirar el apoyo al PSOE, sino los desacuerdos y los incumplimientos de lo pactado: "Si nos asustamos, nunca más podremos intervenir en la política española porque todos habrán aprendido la manera de obligarnos a volver a casa".
Pujol dijo también que la experiencia de estos años confirma que CiU hizo bien en no entrar en un Gobierno de coalición cuando se le ofreció esa posibilidad, en julio de 1993: "No terminábamos de confiar en los socialistas y temíamos que entrar en el Gobierno se convirtiera en una ratonera".
Preguntas para antes de una ruptura.
Las insinuaciones de Jordi Pujol de que el país se encuentra ante un final de etapa fueron numerosas en los últimos minutos de su conferencia, sobre todo en forma de pregunta:
"CIU seguirá teniendo una política española, pese a quien pese ( ... ) Y la pregunta que hemos de contestar es: ¿Cómo seremos capaces a partir de ahora de llevar a cabo esta tarea".
Hoy no es el día del todo o nada (caixa o faixa fue la expresión catalana que utilizó), "pero no se puede negar que los próximos días o semanas son decisivos para dar respuesta a esta pregunta: El balance es bueno, pero "qué hemos de hacer en adelante".
"Todo el mundo ve que hemos llegado a un punto en que se impone una reflexión sobre qué reclama hoy el bien general del país. Esta reflexión la demanda la sensación de poca capacidad de acción y dirección que da el Gobierno ( ... ), la acumulación de situaciones conflictivas que han llegado a afectar seriamente la moral colectiva (y) la trascendencia de las decisiones a tomar de ahora en adelante".
"La pregunta es: ¿Cómo podremos consolidar esta reorientación social y económica de España? ¿Cómo podremos continuar esta gradual conquista de más autogobierno? ¿Cómo podremos lograr que durante los próximos años nos sea respetado lo que hemos ganado? Pero ésta ya es otra historia".
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