Dimite el ministro mexicano del Interior en medio de una grave crisis política
Lo que parecía una anodina reunión de Gabinete del presidente mexicano, Ernesto Zedillo, terminó con sorpresa. A las nueve de la noche del miércoles, un portavoz anunciaba la dimisión del secretario de Gobernación (ministro del Interior), Esteban Moctezuma, pieza clave del Ejecutivo y considerado como el hombre más cercano al presidente. No hubo explicación oficial a la renuncia, que cayó como una bomba en medios políticos. Moctezuma pasará a coordinar el programa de descentralización política y será sustituido por el gobernador del Estado de México, Emilio Chuayffet.
El inesperado anuncio, que destacaba encantado un historiador, se produjo horas antes de la conmemoración de la muerte por lapidación del emperador azteca Moctezuma, el 29 de junio de 1520, y sembró el desconcierto entre políticos y analistas, que sólo acertaban a balbucear hipótesis sobre los motivos.Una frase, sin embargo, parece resumir la impresión general: demasiados conflictos en manos de una sola persona. Sobre las espaldas de Moctezuma, un joven tecnócrata con fama de íntegro, recayeron los peores expedientes del Gabinete: el conflicto de Chiapas, los asesinatos políticos (tres más en los últimos meses), la cruda constatación de la infiltración del narcotráfico en el sistema judicial y policial y la ruptura del diálogo político con la oposición debido a los conflictos poselectorales en los Estados de Tabasco y Yucatán.
Símbolo de este castillo de naipes eran las manifestaciones que permanentemente cercaban la sede de Gobernación. En la última de ellas, hace dos días, un grupo de personas asfixiadas por sus deudas con los bancos tomó el edificio, emporio de la seguridad nacional, durante 26 horas. El mismo día de su renuncia, Moctezuma recibía el informe de la matanza de 15 campesinos en Guerrero.
Poco a poco, la Secretaría de Gobernación fue recibiendo reveses a pesar de las incansables gestiones de su titular. Él fue uno de los artífices de la incipiente concertación política con la oposición para democratizar el sistema, proceso torpedeado después desde la vieja guardia de su propio grupo, el Partido Revolucionario Institucional,(PRI). Él fue también quien reinició el diálogo con el Ejército Zapátista de Liberación Nacional (EZLN) con cuyo líder, el subcomandante Marcos, se reunió en Chiapas el pasado enero.
Moctezuma se sentía desbordado, apuntan algunos. Tenía fuertes divergencias con otros asesores de Zedillo, añaden otros. En última instancia, ninguna hipótesis responde a la extrema celeridad con que se produjo su renuncia, tanto más chocante cuanto que el propio presidente había asegurado muy recientemente que en su Gabinete, "no había vacantes".
Lo que está claro es que Moctezuma no ha roto con el presidente Zedillo, con quien ha trabajado en los últimos siete años y a quien le unen lazos de amistad. El presidente, que alabó el miércoles su lealtad y honestidad le mantiene a su lado en su nuevo cargo, el de coordinador del proyecto de descentralización política.
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