Pujol espera que González anuncie el martes en el Congreso que en marzo habrá elecciones anticipadas
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, espera de Felipe González que anuncie en su comparecencia parlamentaria del próximo martes que las elecciones legislativas se adelantarán al mes de marzo de 1996. Es una de las tres condiciones principales que le planteó el presidente catalán en la entrevista del pasado sábado en La Moncloa para seguir manteniendo el apoyo de Convergència i Unió a la gobernabilidad hasta el 31 de diciembre, según fuentes nacionalistas.
Las otras dos condiciones hacen referencia a la negociación de los presupuestos para 1996 y a la aceptación de las dimisiones presentadas por Narcís Serra y Julián García Vargas como consecuencia del escándalo de las escuchas del Cesid. Esta condición ya ha sido cumplida. Ayer mismo, los socialistas catalanes atribuyeron a Pujol la caída de Serra y expresaron su disgusto.Pujol pidió a González que diera señales "claras y explícitas" de que su Gobierno sólo seguirá ejerciendo mientras dure la presidencia española de la Unión Europea, que termina el 31 de diciembre. González comparecerá el martes en las Cortes para exponer los objetivos del semestre europeo, y en ese marco debería producirse esa aclaración sobre el calendario político.
El presidente catalán ha dado ejemplo anunciando que piensa en el domingo 19 de noviembre como la mejor fecha para celebrar las elecciones catalanas, que se anticiparán en unos meses. El líder nacionalista confía en que el anuncio de elecciones anticipadas; desactive la revelación de nuevos escándalos que deterioren aún más la situación.
Los nacionalistas aceptarían, corno segunda opción, que ese anuncio de elecciones lo pospusiera González unos días -siempre antes de que se reúna el comité de enlace de CiU, el 17 de julio- y lo hiciera mediante declaraciones públicas.
Dimisiones "suficientes"
Pujol expuso a González que CiU no podía seguir colaborando "con el Gobierno del Cesid". Las dimisiones de Serra y García Vargas son "suficientes" para la dirección de CIU. Que la crisis se limite a estos relevos será una prueba de que González sólo aspira a aguantar hasta diciembre. Otra cosa sería una reestructuración a fondo que diera entrada en el Gabinete a ministros con peso político, como Joan Lerma o Joaquín Leguina, lo cual sería una mala señal para Pujol.
Las negociaciones de los presupuestos de 1996 se presentan difíciles, sobre todo porque el ministro Pedro Solbes no renuncia a un recorte drástico del déficit público que sitúe éste en un 3% del PIB a 31 de diciembre de 1997, para cumplir con uno de los compromisos, de Maastricht. Pujol ha expresado en público su discrepancia y propone que ese objetivo se aplace hasta 1999, porque considera que un ajuste tan duro como el que propone el ministro, tendría unos costes sociales (educación, sanidad, prestaciones sociales) difíciles de asumir, con repercusiones electorales en los partidos que gobiernan instituciones que administran una parcela del presupuesto.
El Gobierno replica que las consecuencias de no cumplir con Maastricht serían peores, como explicó ayer el secretario de Estado de Economía, Alfredo Pastor, en un artículo en este diario.Ayer se celebró una reunión entre Solbes y el consejero de Economía de la Generalitat, Macià Alavedra, en la que por primera vez analizaron las grandes líneas de los presupuestos de 1996. La impresión transmitida por Alavedra después de esa entrevista es que el acuerdo presupuestario será muy difícil. Este será uno de los temas que analizará el comité de enlace de CiU el próximo día 17.
Solbes presentará hoy al Grupo Socialista las líneas fundamentales del Presupuesto. Fuentes socialistas consideran que CiU no tiene interés en aprobar los presupuestos y por eso pone exigencias imposibles de cumplir. El incumplimiento de las dos condiciones pendientes no significará necesariamente que CiU retire totalmente su apoyo y propicie una caída del Gobierno durante la presidencia europea. Pero supondrá que los acuerdos serán con cuentagotas y sólo en aquello que resulte imprescindible.
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