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FÚTBOL: FINAL DE LA COPA DEL REY

La Coruña entierra sus frustraciones

De la mojadura amarga del sábado al baño eufórico en Cuatro Caminos

Xosé Hermida

Marcó Alfredo y hubo un estallido. Pero aún quedaban ocho minutos, todo un mundo, como ha enseñado a los deportivistas la experiencia más reciente. Esta vez no hubo desgracias, ni accidentes de última hora. Cuando García-Aranda señaló el final del encuentro, un estruendo de cohetes y bocinas acogió en La Coruña la consecución del título de Copa. Las imágenes televisivas del abrazo en el palco del Bernabéu entre dos irreconciliables enemigos como el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro y el alcalde coruñés Francisco Vázquez, acrecentaron la sensación de irrealidad del momento. En unos minutos, se inició la fiesta anhelada desde hace más de un año, cuando se escapó la Liga en el último suspiro. Ayer La Coruña enterró aquella enorme frustración y ante el mismo rival.Los coruñeses pasaron de la mojadura amarga y desconcertante del pasado sábado en el Bernabéu, al baño eufórico de anoche en Cuatro Caminos. La plaza emblemática del deportivismo se abarrotó en cuestión de segundos. Al poco rato, ya era imposible acceder a ella a través del gentío, a pesar de que la Policía Local había cortado de inmediato las calles adyacentes. Ni siquiera el color infecto del agua de la fuente, mezclada con barro, intimidó a los miles de Jóvenes que se bañaban extasiados. Los que no lograron alcanzar el centro de la plaza, se revolcaban en la arena de los jardines.

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Hacia Cuatro Caminos habían salido a la carrera varios miles de aficionados que vieron el partido en la pantalla gigante instalada en el pabellón de Deportes de Riazor, junto al estadio. "Coruña entera se va de borrachera", bramaban a coro. "Y el resto del mundo también", apostilló un chaval. "Hemos vencido a todas las desgracias: al diluvio del otro día, incluso al árbitro... nos lo merecíamos más que nadie", gritaban los jóvenes ante las cámaras de televisión que recogían el instante.

En el trayecto hacia Cuatro Caminos, la gente cortaba el tráfico y pedía a los curiosos que se arrojasen desde las ventanas. La policía seguía las escenas casi participando desde la fiesta y saludando a los aficionados en una noche donde pocas cosas estuvieron prohibidas.

Pero la estrella ausente de anoche fue Arsenio Iglesias, cuya retirada nadie olvidó pese a la euforia del momento. En Cuatro Caminos, se parafraseaba una vieja canción popualr gallega para pedir: "Arsenio, por Dios, non te vaias". Las adolescentes que suelen achuchar a Guerrero llevaban inscrito en la cara el nombre del sesentón entrenador blanquiazul. "Va por Arsenio", fue el grito más coreado.

En el popular barrio de A Gaiteira corrían las cañas a mares, mientras la gente jaleaba cada declaración de los futbolistas en el programa especial que emitió la televisión gallega. Cuando salió Donato, el dueño de un bar no pudo reprimirse y exclamó sin rubor: "SI fuese soltero, me casaría con él". El resto pidió al hispano-brasileño "fuerza para seguir".

La única preocupación en medio de la fiesta era saber la hora de llegada del equipo. Hoy al mediodía, la ciudad tratará de sacudirse la resaca para acudir a recibir a los futbolistas al aeropuerto de Alvedro. Sobre la misma hora llegarán los 15.000 hinchas desplazados a Madrid.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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