Pinchazos de color rosa
INÉS GARCíA-ALBÍLa prensa del corazón está que trina con su compañero Carlos Arriazu. La aventura del periodista español, sorprendido cuando pinchaba en Nueva York el teléfono de una supuesta amiga del príncipe Felipe, ha levantado ampollas no ya por el descaro de su coartada -"en la prensa española esto es una práctica común", dijo a la policía estadounidense-, sino por haber puesto en duda el comportamíento de toda la profesión. En la prensa rosa, unos y otros niegan que sea práctica habitual intervenir los teléfonos de los famosos. Pero sí admiten que los escáneres están a la orden del día.
Arriazu, de 23 años, contrató a dos detectives para intentar averiguar el nombre de una supuesta amiga del Príncipe, a la que las revistas habían confundido con la mexicana Viviana Corcuera. Pincharon su teléfono y grabaron sus conversaciones. El siguiente paso era esperar que la llamase don Felipe. No les salió bien.
,El. premio hubiera sido 50.000 dólares (unos seis millones de pesetas : tres para el periodista y tres para los detectives). ¿Quién los pagaría? Arriazu intentó salvarse de la quema señalando a ¡Hola! El director de la agencia para la que trabaja, Santiago Arriazu, padre de Carlos,.lo desmintió de inmediato.
Pero, aun con rectificación, el mal, ya estaba hecho. Los reporteros se han puesto de uñas ante "tamaña tontería de un niñato" en opinión de un redactor de Scorpio, una de las agencias más importantes del sector, ofendido por las palabras de Arriazu. "No se puede hablar ni de centralización ni de práctica habitual"; "aquí no tenemos escáner, y, desde luego, no pinchamos teléfonos". Son las respuestas más manejadas en este mundillo.
Arriazu es bastante conocido entre sus compañeros. Últimamente se había apuntado varios tantos. Él fue quien consiguió enterarse del secreto mejor guardado de la boda de la infanta Elena y Jaime Marichalar: el viaje de novios. "Estaba claro, por las fotos, que les estaba esperando", comenta un reportero. El artículo salió a subasta por unos 25 millones. También fue Arriazu el que consiguió las fotos del Príncipe con un grupo de amigos entre los que se encontraba la joven ahora espiada.
De las respuestas obtenidas, todas anónimas, no parece claro, efectivamente, que la prensa rosa española pinche habitualmente los teléfonos. Otra cosa es el escáner. Aunque formalmente agencias y revistas niegan poseer estos aparatos para obtener conversaciones que apasionen a sus lectores, son muchos los profesionales que discrepan de esta versión. "El escáner lo utilizan muchos reporteros, escanear es una palabra muy habitual entre nosotros", afirma un reportero.
Con las escuchas, admiten, controlan los movimientos y se aprestan a hacer "la foto", que es lo que más cotiza. Un ejemplo. La afición de la presentadora de televisión Ana Obregón por el teléfono móvil le ha costado que trascendiese su último romance. "Ella lo negaba, pero nosotros sabíamos que había vuelto con Lecquio. Un compañero los había captado".
Los consultados distinguen entre los periodistas de agencia o de revista y los reporteros que van por libre a la caza de suculentas fotografías, los famosos paparazzi. Entre ellos discrepan en cuanto al uso del escáner. En los pinchazos, en cambio, hay casi unanimidad: "Es ilegal y complicado", "no merece la pena", "se te puede caer el pelo". Arriazu utilizó los dos sistemas. Ahora su objetivo es eludir la cárcel.
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