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El nuevo edil de Urbanismo reabre la discusión por el trazado de la M-40

El recién nombrado concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, ha tomado posesión del cargo con arrestos. Nada más llegar a su despacho ha decidido tomar por los cuernos uno de los toros más difíciles de lidiar que ha heredado de su antecesor, José Ignacio Echeverría. Del Río considera que es necesario un replanteamiento del trazado de la M-40 a su paso por el monte de El Pardo. Con ello, no se pagarían los 4.000 millones necesarios para expropiar los 700 metros de la futura autovía que transcurren por la urbanización Monreal y que afectan a seis chalés de lujo.Además, y esto es fundamental para Del Río, se conseguiría rematar ese anillo de circunvalación de Madrid en sólo un año. De otra forma, el litigio de las expropiaciones puede demorarlo año.

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Incrédulos en los chalés

La solución pasa por volver a una de las propuestas defendidas hasta 1991: introducir la carretera 50 metros en el monte de El Pardo y olvidarse de expropiaciones. La falta de acuerdo con los dueños de los terrenos amenaza con dilatar las obras hasta que los tribunales decidan. Y los propietarios afectados tienen en estos momentos planteados cuatro contenciosos en España y tres ante la Comisión Europea.

El monte del El Pardo recibiría a cambio del mordisco (de unos 35.000 metros cuadrados) 300.000 metros cuádrados pertenecientes en su mayoría a la Iglesia, en los que se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Valverde. Ese terreno lo perdería a su vez el nuevo barrio de Arroyo del Fresno, incluido en el nuevo Plan General con 3.000 viviendas previstas. Además, Del Río propone rebajar la densidad de ese ensanche de la ciudad (que la administración socialista de la Comunidad de Madrid se negó a autorizar) hasta las 1.000 viviendas.

Del Río arguye además un ahorro de 1.500 millones al eliminar las calzadas superpuestas. El gerente de Urbanismo cesante, Pedro Areitio, asegura que, según los estudios redactados en su día, la superficie de El Pardo podría crecer hasta 600 hectáreas como compensación del recorte en el principal pulmón de Madrid. En los sueños de Del Río, las fronteras del monte -propiedad de Patrimonio Nacional- quedarían delimitadas por las vallas de la M-40.

El nuevo responsable de Urbanismo asegura que el trozo de monte de El Pardo que habría que morder está desforestado y no tiene especial valor: "No todo lo que está dentro de la tapia del monte de El Pardo es monte propiamente dicho".

Pero el concejal, quien asegura que su gestión será especialmente sensible a los problemas medio ambientales, se apresura a dar contraprestaciones en árboles y masa verde en la zona que rodeará los seis carriles de la M-40.

Además, Del Río añade como ventaja de esta nueva revisión del trazado del asfalto el menor coste de las obras al eliminar las calzadas superpuestas (unos 1.500 millones de ahorro) que, según el concejal, tienen una complejidad técnica extraordinaria.

Los kilómetros más caros

Las obras de los últimos 3,5 kilómetros de la M-40 -los carriles de autovía más caros de España: 10.400 millones de pesetas- comenzaron hace dos semanas sin que se haya llegado a un acuerdo con los propietarios de las 12 parcelas afectadas por el trazado de la autopista en ese punto.

El Ayuntamiento tiene el compromiso de poner a disposición del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente los terrenos necesarios para ejecutar la carretera. La Unión Europea había aceptado financiar la construcción de este tramo, pero ponía como condición que se ejecutase antes de 1995. El ministerio ha echado en cara al Ayuntamiento en reiteradas ocasiones los retrasos en la liberación de los terrenos.

Obras Públicas negó ayer de manera oficial que se hubiese planteado él cambio de trazado de la autovía respecto al proyecto adjudicado a Dragados y Construcciones. "El ministro [José Borrell] inauguró las obras- del tramo hace unos días y nada ha cambiado", declaró un portavoz del departamento.

La expropiación de algunos trozos de césped, piscinas y canchas de tenis de seis chalés, así como de seis trozos de parcelas de distintos propietarios, ya ha retrasado el trazado definitivo de las obras durante dos años y amenaza con paralizar las apisonadoras a su llegada a esa zona. De momento, las orugas y excavadoras trabajan en los extremos de ese tramo de 3,5 kilómetros.

El trazado norte de la M-40 ha sufrido cambios desde que el 16 de enero de 1991 el Gobierno aprobó en Consejo de Ministros el cierre norte del cuarto cinturón de Madrid por el monte de El Pardo.

En principio, el MOPTMA (a cuyo frente estaba entonces el ministro Javier Sáez de Cosculluela) no se propuso desdoblar los dos sentidos de circulación y salvar los tramos que se introducían en el monte de El Pardo con dos túneles semienterrados.

Unos meses más tarde, el nuevo ministro del ramo, José Borrell, desechó ese trazado "por problemas técnicos y presupuestarios" y también por las presiones de los colectivos ecologistas.

Izquierda Unida (que sostenía en aquellos momentos el Gobierno de Joaquín Leguina en la Comunidad de Madrid) se opuso a cualquier afección al monte, pero el ministro Borrell propuso en enero de 1992 que, la M-40 se adentrase durante un kilómetro en la zona verde y separaba 50 hectáreas de monte con su asfalto.

Un mes más tarde, Izquierda Unida acepta esta solución muy retocada: sólo ocho hectáreas quedaban al otro lado de la carretera.

Acuerdo a tres

En julio de ese año, las tres administraciones implicadas en el proyecto (Gobierno central, Comunidad y Ayuntamiento) rubricaron un acuerdo para que esta solución fuese la definitiva, pero ya arrasaba a su paso los seis chalés de la discordia. La guerra estaba servida con sus propietarios.

Durante los dos años siguientes, la falta de acuerdos expropiatorios con. los dueños de los terrenos forzó a Borrell a cambiar el trazado e inventar las calzadas superpuestas, que encarecían la obra pero abarataban las expropiaciones.

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