La crisis de la familia es buena para lograr su transformación

"Es bueno que la crisis familiar exista porque se debe a que la familia ha sido considerada como modelo único de convivencia y ahora se comprueba que ese modelo ha de transformarse". La frase es de Roberto Pereira, secretario de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar, organizadora de las jornadas celebradas en Santander sobre La familia en el siglo XXI.

Más de 100 médicos, psiquiatras, psicólogos, enfermeras, asistentes sociales y profesionales de la enseñanza han analizado en las jornadas sobre La familia en el siglo XXI celebradas en Santander el peso social que recae actualmente en el núcleo familiar, como el cuidado de los enfermos terminales o los toxicómanos y han pedido que la Administración les sirva de apoyo.¿Cómo hemos de actuar si en nuestro hogar hay un paciente con el mal de Alzheimer? ¿Cuáles han de ser los comportamientos en caso de tener entre los nuestros a alguien con sida? ¿Qué metodología utilizaremos ante la presencia un moribundo en casa? ¿Existe una guía para la construcción de la relación familiar?

Para Rafael Manrique, psiquiatra, autor del libro La psicoterapia como conversación crítica, "la familia está en crisis y la técnica de la terapia familiar debe ser el cambio para afrontar las dificultades en hogares con problemas". Más de 300.000 españoles padecen hoy la enfermedad de Alzheimer, demencia degenerativa sin tratamiento, curativo que en un proceso de dos a 12 años se apodera de las facultades intelectuales y emocionales del paciente. Al menos el 80% de estos enfermos son cuidados en casa y por su familia.

"Un problema sanitario como la enfermedad de Alzheimer se convierte en social y psicológico", afirma Pedro Arambarri, ponente de las jornadas y trabajador social del centro psiquiátrico Nuestra Señora del Rosario, de Santander, para quien la gran carga física y psíquica que supone la atención del paciente por su familia "exigen a la Administración y profesionales dar respuesta a esta nueva situación".

Comunicar un diagnóstico de Alzheimer a la familia y acto seguido enviar al enfermo a casa sin ningún tipo de apoyos "es inhumano y no se puede tolerar en sociedades que se definen como de bienestar". Por ello resulta imprescindible la creación de infraestructuras (centros de día, residencias ... ) y la formación de equipos multidisciplinares que orienten, apoyen y acompañen a las familias para encarar el proceso con menos tensiones en el hogar. Rubén Edgar Bild, psicoanalista argentino, profesor de la Sir Michel Sobell House, de Oxford, calificó de catastrófico el efecto de la presencia en la familia de una enfermedad mortal como el sida. "Las técnicas tradicionales de apoyo psicológico resultan insuficientes cuando se aproxima la etapa terminal". El acompañamiento creativo es la metodología a seguir en "la familia muriente". Sus técnicas se basan en la filosofia de los cuidados paliativos. Ofrecen al equipo terapéutico la posibilidad de diseñar estrategias de intervención flexibles que se adapten a las necesidades del paciente que va a morir y a su familia en los diferentes estadios de la etapa terminal.